La lluvia ayudó a extinguir un mortal incendio en el norte de California, pero la humedad también convirtió las cenizas en una pasta espesa y obstaculizó la búsqueda de fragmentos de hueso que podrían indicar la presencia de un cadáver.
Las cuadrillas de búsqueda reanudaron la tarde del viernes su lúgubre tarea después que dejó de llover en Paradise, California. Recorrieron las ruinas de un parque de casas móviles entre espesa niebla. Algunos usaban rastrillos, mientras que otros levantaban metal retorcido para mirar debajo, o llevaban perros de búsqueda.
Este parque en particular ya había sido revisado por humanos y perros, como lo indican las marcas de pintura anaranjada que dejaron los equipos de búsqueda. Pero Craig Covey, quien dirige una cuadrilla de rescate del condado Orange, dijo que estaban revisando de nuevo porque fue el último paradero conocido de personas que continúan desaparecidas, muchas de ellas de edad avanzada.
Los rescatistas vestían impermeables amarillos y cascos para protegerse de la posible caída de ramas, mientras calladamente buscaban pistas que pudieran indicar que alguien no logró salir, como autos en la cochera o una rampa para sillas de ruedas. Buscaban no solo huesos, sino cualquier cosa que pudiera ser cenizas de un cuerpo calcinado.
El incendio, el más letal de Estados Unidos en el último siglo, causó la muerte de por lo menos 84 personas, y más de 560 se reportan aún como desaparecidas. A pesar del mal clima, más de 800 voluntarios buscaron restos el Día de Acción de Gracias y nuevamente el viernes, dos semanas después de que las llamas arrasaron las laderas de la Sierra Nevada, dijeron las autoridades.
Antes de revisar el parque de casas móviles, el equipo de Covey _con unos 30 elementos_ trabajó varias horas la mañana del viernes antes de hacer una pausa y regresar a una estación con café, comida y un calentador. Covey decidió que los fuertes vientos y la lluvia habían hecho que las condiciones fueran demasiado peligrosas para seguir buscando.
A medida que la lluvia saturaba el terreno, añadía peso a elevados pinos que amenazaban con desplomarse, conocidos por los bomberos como “fabricantes de viudas”. Brian Abney estaba encargado de vigilar en caso de que alguno se viniera abajo.
“Si empiezas a escuchar crujidos, más te vale empezar a mirar hacia arriba”, afirmó.
Aunque la lluvia hizo que todos tuvieran más frío y estuvieran más mojados, mantuvieron su misión en mente, dijo Chris Stevens, que vestía cinco capas de ropa para mantenerse en calor.
“No cambia los ánimos de quienes están trabajando”, afirmó. “Todo el mundo aquí está súper comprometido a apoyar a la gente”.
La lluvia complicó la búsqueda, pero también ayudó a extinguir el incendio casi por completo, dijo Joseph Bischof, jefe de operaciones del Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California.
Una vez que la lluvia cese, las autoridades estatales podrán determinar si el fuego está totalmente apagado, agregó.
El llamado Incendio Camp comenzó el 8 de noviembre y ha destruido casi 19.000 construcciones, la mayor parte de ellas viviendas. Es una cifra superior a la alcanzada por los ocho peores incendios en la historia de California combinados, señaló la agencia, y miles de personas se han visto obligadas a desplazarse.
Los voluntarios a los que la lluvia obligó a interrumpir sus labores hallaron otras formas de ayudar.
Covey y varios miembros del equipo le llevaron dos bolsas llenas de alimentos a Stewart Nugent, de 64 años, que se quedó en su casa y combatió las llamas con una manguera de jardín, un rociador y una pala. Ha estado allí dos semanas junto con su gato Larry.
La primera tormenta invernal en golpear California ha arrojado de 50 a 100 milímetros (2 a 4 pulgadas) de lluvia sobre el área quemada desde que comenzó el miércoles, dijo Craig Shoemaker del Servicio Nacional de Meteorología en Sacramento.
El servicio emitió una advertencia de posibles inundaciones repentinas y flujo de escombros de áreas azotadas por incendios en el norte de California, incluidas las zonas quemadas en Paradise.
Se pronosticaba que el aguacero amainara a medianoche, y que el sábado hubiera lluvias ligeras, agregó Shoemaker.
Los trabajadores en el terreno intentaban mantenerse enfocados en la tarea que realizan, en lugar de en lo trágico de la situación.
“Los voluntarios nunca dirán que es duro”, dijo David Kang, miembro del equipo de búsqueda del condado Orange. “Pero lo es”.