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Trump llega a California para evaluar daños y reunirse con víctimas de incendio


El presidente Donald Trump fue recibido en California por el gobernador Jerry Brown y el gobernador recientemente electo, Gavin Newson.
El presidente Donald Trump fue recibido en California por el gobernador Jerry Brown y el gobernador recientemente electo, Gavin Newson.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, partió el sábado por la mañana a California para evaluar los daños del peor incendio forestal del que se tiene registro en el estado y que ha dejado al menos 71 muertos y más de 1.000 desaparecidos.

En declaraciones a los medios, antes de abandonar la Casa Blanca rumbo a la base Andrew, dijo "quiero estar con los bomberos y los socorristas de FEMA. Trump también indicó que se reuniría con el gobernador Jerry Brown y el gobernador electo, Gavin Newson.

Trump señaló que "hay muchas más personas desaparecidas de lo que había creído" y que ahora todos saben lo que tenemos que hacer y que se "debería haber hecho mucho antes" en referencia a las críticas que hizo anteriormente por la respuesta que tuvieron las autoridades frente al desastre.

Sus críticos sostienen que el mandatario republicano ha tratado de politizar los incendios al declarar sin pruebas que son consecuencia de la mala gestión de los bosques por parte de California, un estado demócrata.

La búsqueda

Por su parte, los equipos de rescate intensificaron su búsqueda de víctimas en la ciudad de Paradise, en el norte de California, devastada por las llamas, mientras las autoridades buscaban pistas sobre el destino de unas 1.000 personas registradas como desaparecidas en el peor incendio forestal del que se tiene registro en el estado.

Se han recuperado restos de al menos 71 personas en la localidad y sus alrededores, en las laderas de Sierra Nevada, 280 kilómetros al norte de San Francisco.
Se han recuperado restos de al menos 71 personas en la localidad y sus alrededores, en las laderas de Sierra Nevada, 280 kilómetros al norte de San Francisco.

Se han recuperado restos de al menos 71 personas en la localidad y sus alrededores, en las laderas de Sierra Nevada, 280 kilómetros al norte de San Francisco. Antes de que el fuego denominado “Camp Fire” devorara la ciudad la noche del 8 de noviembre, en la población vivían cerca de 27.000 personas.

Más de una semana después, los bomberos lograron formar líneas de contención alrededor del 45 por ciento del perímetro del incendio, frente al 35 por ciento del día anterior, pese a que el paisaje quemado ascendió ligeramente, hasta 57.000 hectáreas.

Además del costo en vidas humanas, la destrucción de viviendas por el incendio lo convierte en el más destructivo de la historia de California, planteando el desafío adicional de proporcionar refugio a largo plazo a miles de residentes desplazados.

Tras quemarse más de 9.800 hogares, muchos refugiados del incendio se han instalado temporalmente con amigos y familiares, mientras otros han montado tiendas de campaña o acampan en el exterior de sus vehículos.

Al menos 1.100 personas evacuadas se han alojado en 14 refugios de emergencia establecidos en iglesias, escuelas y centros comunitarios de la región, y en conjunto hay más de 47.000 personas afectadas por las órdenes de evacuación, dijeron las autoridades.

Mientras tanto, equipos de búsqueda con perros peinan barrios calcinados y llenos de escombros en busca de cuerpos.

El viernes por la noche, Korea Honea, alguacil del condado de Butte, dijo que se recuperaron los restos de otras ocho víctimas del incendio durante el día, lo que elevó el número de muertos a 71. Esta cifra supera con creces el récord anterior de muertes de un solo incendio forestal de California, las 29 del incendio del parque Griffith en 1933 en Los Ángeles.

Datos sin procesar

Honea señaló que la lista total de personas de las que se desconocía su paradero se había incrementado a 1.011, muy por encima de los 630 nombres publicados el jueves por la noche y bastante más del triple del número que se manejaba el jueves por la tarde.

“Es una lista dinámica”, dijo Honea a los reporteros, diciendo que fue compilada a partir de “datos sin procesar” que probablemente incluían alguna duplicación de nombres recogidos con diferentes variantes ortográficas.

Honea agregó que era demasiado pronto para hacer conjeturas sobre el destino de los que estaban en la lista, y señaló que hasta el viernes, 329 personas previamente registradas como desaparecidas habían aparecido con vida.

“No creo que sea apropiado que nos pongamos a especular sobre lo que depara el futuro”.

Los nombres se estaban compilando a partir de la información recibida de una línea directa especial, junto con correos electrónicos y un registro de las llamadas de emergencia al 911 que se produjeron la primera noche del incendio, dijo Honea.

Es probable que algunos de los que figuran en la lista hayan sobrevivido, pero aún no lo hayan notificado a familiares o autoridades, ya sea porque carecen de servicio telefónico o porque no sabían que los estaba buscando, según las autoridades. Es posible que otros no se hayan incluido de inmediato en las listas debido a retrasos en la notificación.

Proporciones históricas

El desastre ya se encuentra entre los incendios forestales más mortíferos de EE.UU. desde principios del siglo pasado. Ochenta y siete personas murieron en la tormenta de fuego Big Burn que azotó las Montañas Rocosas del Norte en agosto de 1910. El Cloquet Fire de Minnesota mató en octubre de 1918 a 450 personas.

Las autoridades atribuyen el elevado número de víctimas mortales del Camp Fire a la alta velocidad con que las llamas atravesaron la ciudad sin apenas aviso previo, impulsadas por vientos aullantes y alimentadas por matorrales y árboles desecados por la sequía.

Desde entonces, las condiciones climáticas se han vuelto más favorables para los bomberos, aunque es de prever que a partir de última hora del sábado regresen los vientos fuertes y racheados con una menor humedad, antes de las lluvias pronosticadas para mediados de semana.

La lluvia es una buena noticia para los bomberos, pero complicará la precaria situación de los evacuados que acampan al aire libre, incluidas al menos 300 personas que viven en un campamento de tiendas de campaña montado en el estacionamiento de una tienda Walmart.

El lugar se encuentra en una llanura fluvial, por lo que se está instando a los ocupantes a abandonar el estacionamiento el domingo por la tarde, dijo Bryan May, portavoz de la Oficina de Servicios de Emergencia de California.

El brote del Camp Fire coincidió con una serie de incendios más pequeños en el sur de California, en particular el Woolsey Fire, que está vinculado a tres muertes y ha destruido al menos 500 estructuras cerca de la costa de Malibu, al oeste de Los Ángeles. En la noche del viernes estaba contenido al 78 por ciento.

Los científicos han dicho que la creciente frecuencia e intensidad de los incendios forestales en California y en otras partes de Occidente se debe en gran medida a una sequía prolongada y sintomática del cambio climático.

Las causas precisas de los incendios se están investigando, pero las empresas de servicios eléctricos han comunicado problemas con los equipos en las cercanías de ambos incendios alrededor del momento en que estallaron.

Con información de Reuters

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