En su vigésimoprimer encuentro, esta es la última oportunidad para llegar a un convenio legal y universal de acuerdo a la cumbre en Durban del 2011.
Desde su origen, en 1992, en la cumbre de Rio de Janeiro, la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) busca, en breve, llegar a un consenso internacional con el fin de frenar el cambio climático, específicamente previniendo el incremento de la temperatura global, de más de dos grados centígrados.
La clave es que se llegue a un pacto entre 195 países, pero como comenta Matt Macgrath en su columna en BBC Mundo, “la realidad de la política y las negociaciones hace que probablemente se trate de un acuerdo de compromiso”. Y no cualquier compromiso, sino un acuerdo legal, que vale la pena reiterar porque no es común en las conferencias internacionales.
Generalmente las conferencias y cumbres internacionales buscan generar discusión e incentivar participación, mientras que si hay un valor judicial, no se podrá alterar los contratos y se logrará aplicar castigo cuando sea necesario.
Lo segundo que vale la pena resaltar, es lo acordado en Copenhagen en 2009 y Cancún en 2010. Los supuestos $100 mil millones de dólares anuales que los países desarrollados se comprometieron conjuntamente a proveer cada año, hasta el 2020, para que los países subdesarrollados puedan mitigar los daños sufridos a raíz del cambio climático.
De dónde vendrán estos fondos, específicamente no es claro; de acuerdo a la página oficial de la conferencia, los fondos vendrán de fuentes bilaterales, multilaterales, públicas, privadas etc. En esta instancia hay un lenguaje habitual diplomático, que no especifica sino sugiere opciones.
Esta financiación a los países subdesarrollados, parece ser en conexión con la intención de disminuir la necesidad de combustibles fósiles, que estos países señalan que tienen el derecho a usar, como lo hicieron los países desarrollados en sus épocas industriales.
Este tipo de discusiones existenciales han sido y continuarán siendo extremadamente complicadas, específicamente si se debe llegar a un acuerdo vinculante.
Adicionalmente, se espera que más de 40.000 personas habrán atendido la cumbre cuando la conferencia termine este sábado, que incluyen representantes de compañías de energía, automovilísticas, y personas que abogan por desacreditar el cambio climático, al igual que sus partidarios y defensores.
Al incluir las protestas de activistas climáticos, que continúan en las calles de Paris, es entendible el cinismo que algunos expertos tienen sobre cualquier acuerdo siendo un disfraz diplomático que protege el interés personal de los más poderosos.