La cantidad de gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera alcanzó un nuevo máximo sin precedentes en 2014, según informó en un boletín la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Los gases invernadero alimentan el cambio climático y según la OMM, hacen del planeta un lugar más peligroso e inhóspito para las generaciones futuras.
En el boletín la organización señala que entre 1990 y 2014 el forzamiento radiativo –que tiene un efecto de calentamiento del clima– experimentó un incremento del 36% a causa de los gases de efecto invernadero de larga duración, tales como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) o el óxido nitroso (N2O), resultantes de las actividades industriales, agrícolas y domésticas.
En el documento la OMM también pone de relieve la interacción entre los niveles crecientes de dióxido de carbono y vapor de agua, que es a su vez uno de los principales gases de efecto invernadero aunque de corta duración, y su efecto de amplificación.
El aire más caliente retiene más vapor de agua y, así, el alza de las temperaturas en superficie causada por el CO2 provoca un aumento de los niveles globales de vapor de agua, lo cual aumenta todavía más el efecto invernadero.
Un nuevo incremento de las concentraciones de CO2 llevaría a un aumento desproporcionado de la energía térmica y del calentamiento resultantes del vapor de agua.
“Todos los años informamos de que las concentraciones de gases de efecto invernadero han batido un nuevo récord”, dijo Michel Jarraud, Secretario General de la OMM. “Y todos los años decimos que el tiempo se está agotando. Tenemos que actuar ahora para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero si queremos tener alguna posibilidad de mantener el incremento de las temperaturas en un nivel razonable”.
En 2014 la concentración atmosférica de CO2 –principal gas de efecto invernadero de larga duración– alcanzó 397,7 partes por millón (ppm). En ese mismo año, en el hemisferio norte, las concentraciones de CO2 sobrepasaron el valor simbólico de 400 ppm en primavera, época en la que el CO2 es más abundante; y, en la primavera de 2015, la concentración atmosférica media mundial de CO2 cruzó también la barrera de 400 ppm.
“Pronto el promedio global de CO2 superior a 400 ppm será una realidad permanente de nuestras vidas”, manifestó Jarraud.
“El dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante cientos de años y en el océano aún mucho más. Las emisiones pasadas, presentes y futuras tendrán un efecto acumulativo tanto en el calentamiento de la Tierra como en la acidificación de los océanos. Las leyes de la física no son negociables”, aseguró Jarraud.