Excremento y células muertas son pistas importantes en una escena de crimen muy particular.
En un riachuelo en el noroeste de EE.UU., un diminuto caracol de agua dulce nativo de Nueva Zelanda está destruyendo el ecosistema de peces como el salmón, que habitan en este arroyo particular.
Usualmente, biólogos utilizan estudios visuales de las áreas afectadas para determinar la presencia de este tipo de especies invasivas o para encontrar especies que por su tamaño minúsculo son difíciles de detectar.
Nuevos estudios publicados en Conservación Biológica revelaron un nuevo método, eDNA, que está revolucionando esta área de las ciencias.
DNA ambiental, o eDNA, detecta la presencia de un organismo analizando partículas celulares como orina, cabello, plumas, o piel en tierra o agua.
“Hemos empezado a ver su potencial”, dijo Caren Goldberg, profesora en la Universidad Estatal de Washington.
Su laboratorio en Pullman, estado de Washington, está actualmente analizando muestras de agua del riachuelo.
El método solo cuesta $50, un ahorro de casi $12.500, según Goldberg.
Según los resultados del laboratorio, oficiales de la cuidad más cercana al riachuelo decidirán cómo combatir la contaminación si Goldberg detecta la presencia de los caracoles, o trabajarán con ella para prevenir su posible propagación en un futuro.