Investigadores federales catearon de nuevo el domingo la vivienda del pistolero de Las Vegas, Stephen Paddock, mientras los agentes que allanaron su habitación la noche de la balacera revelaron el panorama que se encontraron al llegar al hotel.
El registro de la vivienda de tres habitaciones de Paddock en una comunidad de jubilados en Mesquita, Nevada, tenía como intención “volver a documentarla y revisarla”, dijo el jefe de la policía local, Troy Tanner, que acompañó a los agentes del FBI que ejecutaron la orden de cateo.
"No creo que estén buscando nada en concreto", declaró Tanner a The Associated Press. "Están revisándolo todo y fotografiándolo todo de nuevo”.
Según una declaración judicial de 97 páginas obtenida “exclusivamente por CNN” que reportan varios medios de comunicación, Stephen Paddock era un jugador que apostaba hasta $1 millón de dólares por noche e ingería medicamento para controlar su ansiedad.
Fuentes relacionadas con la investigación señalaron que los documentos han sido entregados al FBI.
La casa, adquirida por Paddock en 2015, fue registrada por primera vez el pasado lunes por la policía de Las Vegas, que dijo que halló 19 armas y varios kilos (libras) de materiales potencialmente explosivos. El segundo cateo se produjo exactamente una semana después de que Paddock disparase contra la multitud que asistía a un festival de música country, matando a 58 personas e hiriendo a casi 500.
Por otra parte, los miembros del improvisado equipo de policías del equipo de armas y tácticas especiales (SWAT por sus iniciales en inglés) que llegó a la puerta de Paddock en el hotel-casino Mandalay Bay apenas 12 minutos después de los primeros disparos, describieron también el domingo su periplo hasta la habitación y la “armería” que encontraron en el interior en una aparición en el programa "60 Minutes" de la televisora CBS.
Uno de los agentes contó que salió a toda prisa de la comisaría hacia el Mandalay Bay calzado con botas de cowboy, y que se las quitó antes de subir a la planta 32 en busca del tirador.
"Las tiré en el casino”, dijo el detective Matthew Donaldson. "Me estaban ralentizando. Iba más rápido descalzo e iba a ser más efectivo descalzo”.
Los policías dijeron que escucharon reportes de pistoleros en la planta 29 y en la 32, por lo que “en ese momento pensamos que había varios tiradores”, explicó el sargento Joshua Bitsko.
Se concentraron en el piso 32 después de que Paddock disparase unas 200 rondas al guardia de seguridad en el exterior de su puerta.
Cuando llegaron a la puerta de la escalera que daba acceso a ese piso, próxima a la habitación del sospechoso, se encontraron con que había tomado medidas especiales para frenarlos.
"Bloqueó la cerradura con una pieza de metal y unos tornillos”, señaló Bitsko. "Porque sabía que entraríamos por esa puerta para llegar a la suya. Así que intentó atrincherarse lo mejor que pudo”.
Pero otro agente tenía una palanca y pudo forzar la puerta fácilmente, recordó Bitsko.
Las autoridades revelaron más tarde que Paddock tenía cámaras de vigilancia trucadas dentro y fuera de su habitación. Pero los policías desconocían la información en ese momento.
"Había un carro del servicio de habitaciones con cables que pasaban por debajo de la puerta”, dijo el agente Dave Newton. "Había algo negro sobre el carro. Así que inicialmente yo pensé, ya sabe, ‘esto es una bomba trampa. Va a explotar’”.
Cuando finalmente entraron al cuarto, Paddock ya se había suicidado.
En el interior de la habitación, Newton dijo que encontró “muchas armas. Muchas revistas. Pilas y pilas de revistas por todas partes. En las maletas, todas cuidadosamente apiladas contra columnas, alrededor de la habitación, había rifles colocados por todas partes. (había) Todo tipo de monitores y equipos eléctricos. Parecía casi una tienda de armas”.
También el domingo, las autoridades comenzaron a devolver los carritos de bebé, zapatos, celulares, mochilas y monederos que estuvieron tirados durante días en la enorme escena de la balacera, que ocuparon los 22.000 aficionados que asistieron al festival Route 91 Harvest.
A las 22:05 horas, las brillantes luces del Strip de Las Vegas se atenuaron durante unos 10 minutos para recordar el momento exacto de la masacre de la semana anterior. La mayoría de los casinos del bulevar de Las Vegas apagaron sus carteles brevemente el domingo.