Los restos de Fidel Castro, sus cenizas contenidas en una caja de madera, fueron colocados por su hermano Raúl dentro de un mausoleo, una imponente roca de granito gris en el cementerio Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, que ha quedado convertida en el único monumento oficial del carismático líder en Cuba.
A la ceremonia privada, realizada a tempranas horas del domingo, asistieron miembros de la familia, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista y los mandatarios de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, y los ex presidentes de Brasil, Lula da Silva y Dilma Rousseff, todos tradicionales aliados de Cuba.
La ceremonia puso fin a una semana de multitudinarios tributos al exguerrillero que instaló un régimen comunista a menos de 200 km de Estados Unidos y fue implacable con los opositores.
Millones de cubanos rindieron homenaje a Fidel Castro en plazas y calles o al borde de las carreteras por donde pasó la caravana con las cenizas, que recorrió la isla de La Habana a Santiago.
Fidel Castro falleció el 25 de noviembre a los 90 años dejando un legado que desató odios y amores.
"El duelo termina, lo que no termina es lo que dijo (Fidel), lo que nos enseñó. A partir de mañana es otra Cuba, pero que sigue por lo mismo", señaló José Luis Soria, un reciclador de 42 años.
Raúl Castro, que gobierna desde 2006 cuando Fidel cayó enfermo, estará al frente del gobierno hasta febrero de 2018, aunque seguirá con su máximo cargo en el Partido Comunista de Cuba.
El sábado pasado, durante el último acto de masas en memoria de Fidel, el presidente cubano se comprometió a defender "la revolución socialista". "Ante los restos de Fidel juramos defender la patria y el socialismo", dijo el dirigente de 85 años.
Sin apartarse del régimen de partido único, Raúl Castro está empeñado en una serie de reformas para oxigenar el modelo de corte soviético mientras avanza en el proceso de acercamiento con Estados Unidos iniciado en diciembre de 2015.
Mientras el presidente cubano despeja las dudas sobre el futuro sin Fidel, convertirá en ley el último deseo de su hermano: prohibir las estatuas o monumentos en su memoria. "Rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida", dijo Raúl Castro.