El comisionado del Instituto Nacional de Migración de México, Garduño Yáñez, reconoció públicamente durante un encuentro con autoridades de migración de Guatemala el papel que desempeñó ese país centroamericano para frenar el paso de miles de migrantes hondureños que conformaban la última caravana de migrantes que pretendía llegar a EE.UU., y que entró por la fuerza a territorio guatemalteco.
De acuerdo con Yáñez, la pronta acción del presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, ayudó a “resolver un problema regional” y contribuyó a que México evitara usar sus fuerzas del orden, las cuales ya habían sido desplegadas en la frontera sur para esperar la llegada de la caravana y cortar su paso.
“Estamos conscientes que sin la intervención del Gobierno guatemalteco y sin la estrecha colaboración que mantenemos, no hubiera sido posible”, dijo el comisionado del Instituto Nacional de Migración.
Un comunicado de prensa emitido por el Gobierno de Guatemala, y retomado por la cancillería mexicana, cita un encuentro de reconocimiento a lo largo del río Suchiate, en la frontera entre Guatemala y Honduras, realizado por una delegación mexicana y Mario Búcaro, embajador de Guatemala ante México. Al recorrido también asistieron autoridades consulares de Honduras.
Durante el encuentro, las autoridades de los tres países adquirieron un compromiso para implementar “centros sanitarios acompañando los filtros migratorios” para así prevenir contagios por COVID-19.
Martín Borrego, director general para América del Sur de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, explicó que con su actuación las autoridades de Guatemala no solo lograron “contener los flujos irregulares”, también lograron preservar la salud de los hondureños que fueron devueltos a su país.
“Apreciamos este ejemplo de colaboración y tienen el compromiso de México para actuar en sintonía”, dijo.
En una nota de prensa conjunta, los Gobiernos de México y Guatemala exhortaron a los ciudadanos a no formar parte de movimientos “migratorios irregulares” que pongan en riesgo la integridad física de quien migra, así como la de las comunidades por donde transitan.
“La pandemia por COVID-19 puso frente a nosotros una amenaza de múltiples dimensiones, tan grande que requiere una acción conjunta de los gobiernos de los tres países para hacer frente a los retos que nos presenta. La pandemia eleva el tema sanitario a un asunto de seguridad nacional y regional”, cita el documento.