China conmemora este martes el 75 aniversario del gobierno del Partido Comunista mientras los problemas económicos y las amenazas de seguridad se ciernen sobre el país.
No se han anunciado festividades, a excepción de una ceremonia de izado de la bandera en la plaza de Tiananmen, con una guardia de honor que marchará desde la entrada del vasto palacio que antiguamente fue la residencia de los emperadores chinos.
Los medios, controlados totalmente por el Estado, publicaron reportes constantes sobre el progreso económico de la nación y su estabilidad social, sin mencionar los desafíos, que van desde el descenso de la natalidad a la interrupción de las cadenas de suministro, que han perjudicado a una economía impulsada principalmente por las exportaciones.
También hubo conmemoraciones en la antigua colonia británica de Hong Kong y en el antiguo territorio portugués de Macao, ambos devueltos a la soberanía china a finales de la década de 1990, en un indicio clave de la determinación de Beijing para superar lo que ha bautizado como el “Siglo de la humillación”.
China ha organizado grandes desfiles militares y muestras de su poderío económico solo en los cambios de década, como en su 60 y 70 aniversario.
La segunda mayor economía del mundo ha tratado de recuperar impulso tras la pandemia del COVID-19.
Una prolongada caída en el sector inmobiliario repercutió en otros sectores de la economía, desde la construcción a la venta de electrodomésticos. La semana pasada, el gobierno anunció una serie de medidas para impulsar la economía, incluyendo la bajada de las tasas de interés y la reducción de los pagos iniciales para las hipotecas.
El líder del partido y presidente del país, Xi Jinping, ha evitado en gran medida los viajes al extranjero desde la pandemia, mientras continúa su purga a altos funcionarios considerados no suficientemente leales o sospechosos de corrupción o indiscreciones a nivel personal.
“El camino que tenemos por delante no será fácil, sin duda habrá dificultades y obstáculos, y podemos encontrarnos con grandes pruebas como fuertes vientos y mala mar, o incluso oleaje tempestuoso”, advirtió el mandatario durante un banquete en la víspera del aniversario.
“Debemos estar atentos en tiempos de paz, planificar con antelación, y confiar estrechamente en el partido, en el ejército y en la gente de todos los grupos étnicos en el país”, añadió. “Ninguna dificultad puede impedir que el pueblo chino avance".
El aniversario coincide con un momento en que China enfrenta crecientes fricciones con vecinos como Japón, Corea del Sur y Filipinas por reivindicaciones territoriales y por su estrecha relación con el principal rival de Beijing, Estados Unidos.
Bajo el mando de Mao Zedong, los comunistas tomaron el poder en 1949 en medio de una guerra civil con los nacionalistas, también conocidos como KMT, liderados por Chiang Kai-shek, que trasladaron su poder político, económico y militar a la actual isla democrática autónoma de Taiwán.
Beijing sigue insistiendo en que Taiwán debe anexionarse al dominio del Partido Comunista, por la fuerza si es necesario, mientras Estados Unidos proporciona armas a Taipéi para garantizar su defensa.
China, por su parte, se ha visto implicada en disputas por sus reivindicaciones sobre la mayoría del Mar de China Meridional e islas deshabitadas que están en manos de Japón, Filipinas, Vietnam y otros países vecinos.
La expansión militar de China y su reciente lanzamiento de un misil balístico con capacidad nuclear al océano Pacífico han aumentado la preocupación ante un posible conflicto.
Xi se ha convertido en líder vitalicio al poner fin a la limitación de mandatos y ampliar su poder sobre los principales órganos del gobierno y el partido. China no permite elecciones competitivas y el partido mantiene un control casi total sobre los medios de comunicación que informan a sus 1.400 millones de habitantes.
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