China llegó a un millonario acuerdo secreto con Cuba para colocar una estación de escucha electrónicas en la isla, a escasos 145 kilómetros Estados Unidos, informó este jueves el Wall Street Journal, citando a fuentes estadounidenses de inteligencia clasificada, reportes que Cuba calificó de "infundados" y EEUU de imprecisos.
De acuerdo con los funcionarios, la instalación permitiría a Beijing recopilar comunicaciones electrónicas del sureste de EEUU, que alberga varias bases militares, así como monitorear el tráfico de barcos y otros elementos.
El viernes, la subsecretaria principal de Prensa de la Casa Blanca, Olivia Dalton, reafirmó que los reportes "no son precisos", ante una pregunta de la Voz de América en un encuentro con periodistas a bordo del avión presidencial.
Dalton insistió en que la administración Biden ve con "preocupación" los movimientos de Beijing en la región, pero que EEUU "está confiado en su habilidad de responder" ante la amenaza.
Mientras, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China afirmó también el viernes que "difundir rumores y calumnias" es una táctica común del "imperio de piratas informáticos" de EEUU, según Reuters.
El coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional (NHC en inglés), John Kirby, se apresuró a aclarar que la información publicada por el WSJ no era precisa.
“No es exacto", respondió Kirby en una entrevista con MSNBC sobre el reporte.
Un alto funcionario del NHC también reiteró a los medios el jueves que el informe “no es preciso".
“Hemos tenido preocupaciones reales sobre la relación de China con Cuba, y hemos estado preocupados desde el primer día de la Administración por las actividades de China en nuestro hemisferio y en todo el mundo”, dijo.
El funcionario aseguró que el Consejo de Seguridad de la Casa Blanca monitorea "de cerca" esta actividad de Beijing en la región e insistió en que están "tomando medidas para contrarrestarla".
"Seguimos confiando en que podemos cumplir con todos nuestros compromisos de seguridad en casa y en la región”, agregó en una llamada con los medios.
Un portavoz del Departamento de Estado de EEUU dijo que no podía hablar “de este informe específico”, pero que estaban "muy conscientes de los esfuerzos" de China "para invertir en infraestructura en todo el mundo, que puede tener fines militares, incluso en este hemisferio, y hemos hablado muchas veces de ellos".
Por su parte, el Pentágono aseguró “no estar al tanto” de que China y Cuba estén desarrollando “algún tipo de estación de espionaje”, dijo el jueves Pat Ryder, portavoz del Departamento de Defensa, quien reiteró una vez más que los reportes son “inexactos”.
“La relación que comparten esos dos países es algo que monitoreamos continuamente”, agregó Ryder en una conferencia de prensa.
El WSJ reveló que, de acuerdo a los funcionarios de inteligencia, la estación en Cuba permitiría a China realizar señales de inteligencia, incluidos correos electrónicos, llamadas telefónicas y transmisión por satélite.
El Comando Sur de EEUU está basado en Doral, Miami-Dade, y el COmando Central de EEUU tiene su sede en Tampa, ambos en Florida. Fort Liberty, conocido antes como Fort Bragg, la base militar más grande del país, tiene su sede en Carolina del Norte. Todos están en el sureste.
China y Cuba han llegado a un principio de acuerdo que implicaría el pago de "varios miles de millones de dólares" a La Habana para permitir el uso de la estación de escuchas, informó el WSJ.
El influjo de capital sería muy bienvenido para la isla, envuelta en una de las peores crisis económicas de las últimas décadas que ha encendido el descontento por la gestión del gobierno comunista del país y ha provocado un éxodo récord hacia EEUU que el año pasado superó a las mayores crisis migratorias recientes, combinadas.
La Unión Soviética ya había instalado en territorio cubano una estación de espionaje electrónico similar, la base Lourdes, en las cercanías de La Habana, la capital cubana. Esta cerró definitivamente en 2001 y aunque se habló en los medios rusos de una posible reapertura en 2014, nunca llegó a concretarse.
El exembajador cubano en EEUU, José Ramón Cabañas, reaccionó en Twitter al artículo del WSJ. “Lo siento muchachos, aún no se han recuperado del fiasco de los 'ataques sónicos' y '20.000 soldados en Venezuela' y están tratando de demonizar a Cuba nuevamente. ¿No sienten vergüenza de vez en cuando?”, escribió en inglés.
Más tarde, el viceministro cubano de Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, tachó la publicación del WSJ de "información totalmente mendaz e infundada".
"Calumnias de este tipo se han fabricado con frecuencia por funcionarios de EEUU, aparentemente familiarizados con información de inteligencia, como las referidas a supuestos ataques acústicos contra personal diplomático estadounidense, la falsedad sobre una inexistente presencia militar cubana en Venezuela y la mentira sobre la existencia imaginaria de laboratorios de armas biológicas", declaró a medios desde La Habana.
Un vocero de la embajada china en Washington declinó comentar. "No estamos al tanto del caso y, como resultado, no podemos hacer comentarios en este momento", dijo a Reuters.
El senador estadounidense Bob Menéndez, presidente demócrata del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo a Reuters que si el informe es cierto, sería "un ataque directo a Estados Unidos".
Mientras, el senador republicano por la Florida Rick Scott acusó en un tuit al presidente estadounidense Joe Biden de ser “demasiado débil” para enfrentarse a “los enemigos de EEUU” y apuntó que “este movimiento de la China comunista presenta graves amenazas a la seguridad nacional de EEUU que no se pueden ignorar”.
La representante María Elvira Salazar (R-FL), denunció como los dirigentes cubanos escogen "a los malos como amigos”, al señalar que “darán tierra a los rusos, recibirán al presidente de Irán y permitirán a los chinos espiarnos”.
El representante demócrata por Arizona Rubén Gallego, miembro del Subcomité de Operaciones Especiales e Inteligencia de la Cámara, también se mostró preocupado. “No puedo exagerar hasta qué punto esto es una amenaza para nuestra seguridad nacional”, escribió en Twitter.
El acuerdo ha causado alarma en la administración de Biden, según el WSJ, puesto que esto representaría una nueva amenaza en el patio trasero de EEUU.
Washington y Beijing están tomando medidas tentativas para calmar las tensiones levantadas tras el episodio de un presunto globo espía chino que sobrevoló EEUU antes de que el ejército lo derribara en la costa este.
Está previsto que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, visite Beijing en las próximas semanas, reprogramando un viaje cancelado en febrero en medio del incidente del globo.
[Con colaboración del corresponsal de la VOA en la Casa Blanca, Jorge Agobian, e información de Reuters]
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