Los líderes de China despidieron el martes al fallecido Jiang Zemin, al que describieron como un leal marxista-leninista que supervisó el rápido auge económico del país mientras mantenía el estricto control del Partido Comunista sobre la sociedad.
El presidente y actual líder del partido, Xi Jinping, elogió a Jiang en un discurso de una hora en el Gran Salón del Pueblo de Beijing, mientras funcionarios de alto rango, mandos militares y soldados de a pie escuchaban en posición de firmes.
Xi recalcó el papel de Jiang para mantener la estabilidad política, en alusión a su repentino ascenso al poder justo antes de la violenta represión militar en 1989 de un movimiento prodemocracia liderado por estudiantes que tenía su centro en la Plaza de Tiananmen de Beijing.
“El camarada Jiang Zemin recalcó que nuestro partido lidera al pueblo en una gran lucha para construir la modernización socialista, y de forma inevitable encontrará muchas situaciones complejas”, dijo Xi.
“La grave situación dentro y fuera del país y la confrontación y la lucha entre diferentes sistemas sociales y diferentes sistemas ideológicos a menudo pone a prueba a cada miembro de nuestro partido”, dijo.
Jiang murió a los 96 años, apenas unos días después de las mayores protestas callejeras desde 1989, impulsadas por las duras restricciones contra el COVID-19. Las autoridad llenaron las calles de agentes de seguridad para sofocar las protestas, y hay un número desconocido de detenidos.
Los asistentes al funeral del martes guardaron tres minutos de silencio y las bolsas del país hicieron una pausa en la cotización.
La televisora estatal CCTV mostró el lunes a Xi, a su predecesor, Hu Jintao, y a otros inclinándose sobre el cuerpo de Jiang, colocado en un lecho de flores y ramas verdes y cubierto con una bandera del partido en un hospital militar de Beijing. El cuerpo de Jing fue enviado para su incineración al Cementerio Revolucionario Babaoshan, donde hay muchos líderes chinos enterrados.
Una multitud se quedó parada en silencio al paso del ataúd con tapa de cristal de Jiang. El cortejo fúnebre avanzó despacio entre fuertes medidas de seguridad, posiblemente para prevenir una reaparición de las protestas recientes.
Jiang lideró la salida de China del aislamiento diplomático por la represión de 1989 y fomentó reformas económicas que provocaron una década de crecimiento explosivo. La economía ha perdido velocidad al madurar y debido a una población envejecida, sanciones comerciales, un alto desempleo y los efectos de los confinamientos y otras restricciones contra el COVID-19 impuestas por Xi.
Jiang, ingeniero de formación y que había dirigido la ciudad más grande del país, Shanghái, fue presidente durante una década y lideró el Partido Comunista durante 13 años hasta 2002. Tras tomar el relevo al líder reformista Deng Xiaoping, supervisó la devolución de Hong Kong del gobierno británico en 1997 y la entrada de Beijing en la Organización Mundial del Comercio en 2001.
El expresidente murió de leucemia y fallo multiorgánico el 30 de noviembre en Shangái, según medios estatales. El partido le declaró un “gran revolucionario proletario” y “probado combatiente comunista”.
Un funeral oficial de Jiang en Hong Kong atrajo grandes multitudes el fin de semana, la mayoría de hongkoneses mayores que le reconocían haber dirigido una transición sin sobresaltos del gobierno británico al chino. La entrega se hizo bajo la promesa china de que Hong Kong mantendría su propio sistema social, económico y legal durante 50 años.
Una drástica reducción de la libertad de expresión y asamblea, reformas electorales que en la práctica eliminaron la oposición política y la imposición de una dura ley de seguridad nacional durante el gobierno de Xi ha vaciado de contenido el paradigma de “un país, dos sistemas” prometido en el mandato de Jiang.
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