La ciudad de Tianjin, en el norte de China, ordenó una segunda ronda de pruebas de detección del coronavirus a sus 14 millones de residentes el miércoles tras descubrir 97 casos de la variante ómicron durante la revisión inicial que comenzó el domingo.
Los residentes deben quedarse donde están hasta que se reciban todos los resultados de los test de ácido nucleico, dijo la agencia noticiosa oficial Xinhua.
Hasta el momento las autoridades han realizado casi 12 millones de pruebas, con 7,8 millones de muestras devueltas, agregó Xinhua. Las primeras infecciones en la ciudad, que está a una hora de Beijing, donde el 4 de febrero arrancan los Juegos Olímpicos de Invierno, se reportaron el sábado.
El servicio de tren de alta velocidad y otras formas de transporte entre las ciudades fueron suspendidos, lo que provocó algunas alteraciones en las cadenas de suministros, incluyendo las de alimentos empacados que se venden en tiendas de conveniencia.
La oficina de prevención y control del COVID-19 de Tianjin explicó que todos los positivos de la primera ronda fueron por ómicron, de la que China había reportado apenas un puñado de casos. La fuente del foco se desconoce y muchos de los que están propagando la nueva variante lo harían de forma inconsciente ya que son asintomáticos.
Además, dos estudiantes universitarios que viajaron a principios de mes en tres desde Tianjin dieron positivo al coronavirus el miércoles en la mañana en la ciudad de Dalian, también en el norte, explicaron funcionarios municipales. Por el momento se desconocía qué variedad padecían.
La variante ómicron se propaga más rápido que sus predecesoras y ya es la dominante en muchos países. Además, infecta con mayor facilidad a las personas vacunadas o a quienes ya se habían contagiado con otra cepa previamente. Sin embargo, los primeros estudios indican que es menos probable que cause cuadros graves de COVID-19 que la delta, y que la vacunación y la dosis de refuerzo siguen ofreciendo una fuerte protección contra una enfermedad grave, la hospitalización y la muerte.
Millones de chinos más están confinados en otras ciudades chinas bajo la estricta “política dinámica de cero casos” que ha permitido al país contener en gran medida los grandes brotes, pese al considerable costo para la economía local.
Por su parte, Hong Kong ha cerrado los jardines de infantes y las escuelas de primaria tras positivos entre los alumnos, prohibió los vuelos desde Estados Unidos y otros siete países y retuvo a 2.500 pasajeros de un crucero para someterlos a pruebas de detección el miércoles, mientras trata de frenar un foco de ómicron.
La ciudad semiautónoma ha endurecido las restricciones en los últimos días tras descubrir la nueva variante se había propagado más allá de las personas llegadas del extranjero.
En total, China anunció el miércoles 166 nuevos casos de COVID-19 en las últimas 24 horas, incluyendo 33 en Tianjin y 118 en la provincia de Henan, pero apenas ocho en la ciudad de Xi’an, donde están las famosas figuras de los Guerreros de Terracota e industrias importantes, que está confinada desde el 23 de diciembre.
China ha despedido o castigado de algún modo a varios funcionarios por dejación de sus funciones en relación con la respuesta a la pandemia, incluida la falta de prevención de nuevos contagios. El miércoles, las autoridades de Anyang citaron a 61 departamentos gubernamentales y 11 funcionarios por infracciones. Las sanciones van desde advertencias verbales al despido, explicó el ejecutivo local en un comunicado.
Garantizar que los Juegos Olímpicos no registran brotes de coronavirus es una preocupación clave del gobernante Partido Comunista. Los deportistas, autoridades y periodistas trabajan en un burbuja cerrada para evitar que entren en contacto con la población local desde su llegada a Beijing hasta su marcha. Si tienen la pauta de vacunación completa, no tendrán que pasar la cuarentena estándar de 21 días.
Además, el Comité Olímpico Internacional hizo pública una guía de orientación en la que aconseja a los asistentes que eviten lugares concurridos como bares y restaurantes, así como el contacto físico con otras personas, cinco días antes de partir.
Quienes viajen a la capital china deben presentar dos pruebas PCR negativas antes de viajar y, mientras dure su estancia en China, pasarán dos tests diarios.
Los participantes “no deben bajar la guardia en absoluto” incluso después de dar negativo en las pruebas, añadió el COI.
China ha prohibido la entrada al país de aficionados extranjeros y parece que Beijing planea distribuir pequeñas cantidades de boletos a espectadores cuidadosamente seleccionados.
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