A medida que la contienda por la nominación presidencial en ambos partidos se intensifica, las reñidas luchas han puesto la atención en el proceso en sí, y la competencia por los delegados y “superdelegados” que pueden influenciar grandemente los resultados.
Durante las elecciones primarias, en realidad, eso es lo que se elige: los delegados que participarán en unos meses en las convenciones partidistas para –entonces sí—elegir directamente al candidato por cada partido.
La nominación demócrata será determinada por 4.763 delegados –4.051 escogidos por los votantes y 712 superdelegados. En el lado republicano, son 2.472 delegados, de los cuales 168 serán superdelegados.
Entre los superdelegados demócratas se incluye a los gobernadores de los partidos, el presidente y vicepresidente, todos los miembros del Congreso, y también los miembros del Comité Nacional Demócrata. Estos superdelegados pueden votar como quieran, y no están obligados a cumplir con las preferencias de los votantes, como sí lo tienen que hacer los delegados normales.
En el Partido Republicano, en contraste, los superdelegados apoyan al candidato que apoye el estado, igual que los delegados regulares.
Luego de tres elecciones primarias en Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur, para el Partido Republicano, y Iowa, New Hampshire y Nevada, para el Partido Demócrata, el conteo de delegados es cómo sigue:
Hillary Clinton tiene 502 delegados ganados y le faltan 1,881 para ganar la nominación. Bernie Sanders tiene 70 ganados y le faltan 2.313 para ganar.
En el lado republicano, Donald Trump tiene 67 ganados, Ted Cruz 11, y Marco Rubio 10. A Trump le faltan 1.170 para ganar, a Cruz 1.226 y a Rubio, 1.227.