Dos masacres y tres asesinatos selectivos en el departamento del Cauca, en el occidente de Colombia, con un saldo de 15 muertos en una semana, dejan entrever la difícil situación que se vive en esta región del país donde la minería ilegal y el narcotráfico enfrentan a grupos armados, dejando a la población civil, especialmente a las comunidades indígenas, en medio de un fuego cruzado.
En la zona operan dos frentes de las extintas FARC que no se sumaron a los acuerdos de paz, las columnas “Jaime Martínez” y “Dagoberto Ramos”, que se habrían aliado con el cartel mexicano de Sinaloa, como lo señala el congresista de esta región, John Jairo Cárdenas, quien acota que este no es un fenómeno nuevo: “Hemos venido denunciado la presencia de estos carteles, que básicamente están financiando y obviamente compran y por supuesto han logrado colocar a su servicio a los disidentes y otros grupos”.
Para hacer frente a la situación el presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, ha realizado en los últimos ocho días dos consejos de seguridad en la región, con anuncios como el envío de 2500 hombres de la Fuerza de Despliegue Rápido, FUDRA, para restablecer el orden público, anuncio al que se sumó un plan de inversión social que busca llevar la presencia del Estado a la convulsionada zona.
“Estas son iniciativas de este plan social que queremos se implementen con la mayor celeridad y por eso he designado al Alto Comisionada para la Paz, al doctor Miguel Ceballos, para ejercer la coordinación interinstitucional de este Plan Social en el departamento” indicó el mandatario ayer desde Popayán, Capital del Cauca.
Del mismo modo el presidente Duque anunció que la Fuerza Pública, junto a la Fiscalía continuaran su labor conjunta para dar con los responsables de las masacres de líderes indígenas y sociales en esta región del país, así como desvertebrar las redes del narcotráfico.
