Mientras el partido del presidente Juan Manuel Santos prepara sus baterías para enfrentar una eventual campaña de reelección del mandatario en Colombia, el movimiento Centro Democrático del expresidente Álvaro Uribe recompone sus alianzas para lanzar un candidato que represente una coalición de varios partidos.
El tema central de la campaña es, sin duda, las conversaciones que se adelantan en La Habana, Cuba, con la guerrilla terrorista de las FARC.
Santos defiende las conversaciones, pero apura el ritmo de los negociadores. Rechaza la propuesta de una Asamblea Constituyente formulada por los rebeldes y exige a sus Fuerzas Militares arreciar contra los frentes guerrilleros que siguen perpetrando atentados contra la población civil y la infraestructura petrolera de Colombia.
El uribismo rechaza la negociación y una desmovilización que no contemple cárcel para los jefes guerrilleros que insinúan una amnistía que los deje en igualdad de condiciones con los dirigentes políticos que aspiran a puestos públicos.
Las FARC han dicho que en caso de dejar las armas no las entregarán al Estado, declaración que ha generado rechazo en la opinión pública colombiana.
Entre tanto, días antes de terminar la ronda 11 de negociaciones, las FARC propusieron reducir el gasto militar e invertir más recursos en vivienda, salud, educación y empleo, esto si se logra un acuerdo de paz.
"El debate nacional que aquí se propone incluye la reasignación de recursos de presupuesto, en proporción equivalente a la reducción gradual y programada del gasto militar hasta alcanzar los niveles promedio de Nuestra América, para la financiación prioritaria de los derechos sociales de la población, en especial de la vivienda, el trabajo digno, la salud y la educación", señalan las FARC en un documento.
Las negociaciones están en el segundo punto de la agenda que define la participación en política de los alzados en armas pero no se avizora ningún acuerdo, lo que mantiene el escepticismo de los analistas políticos que consideran que el proceso ha entrado en un estancamiento debido a que la guerrilla hace propuestas de manera permanente que están fuera de lo acordado.
Sin embargo, la propuesta que más indignación generó entre los políticos opositores está relacionada con la función de las Fuerzas Militares. El grupo terrorista solicitó la "reconversión de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional en una fuerza para la construcción de la paz, la reconciliación y protección de la soberanía nacional".
El tema central de la campaña es, sin duda, las conversaciones que se adelantan en La Habana, Cuba, con la guerrilla terrorista de las FARC.
Santos defiende las conversaciones, pero apura el ritmo de los negociadores. Rechaza la propuesta de una Asamblea Constituyente formulada por los rebeldes y exige a sus Fuerzas Militares arreciar contra los frentes guerrilleros que siguen perpetrando atentados contra la población civil y la infraestructura petrolera de Colombia.
El uribismo rechaza la negociación y una desmovilización que no contemple cárcel para los jefes guerrilleros que insinúan una amnistía que los deje en igualdad de condiciones con los dirigentes políticos que aspiran a puestos públicos.
Las FARC han dicho que en caso de dejar las armas no las entregarán al Estado, declaración que ha generado rechazo en la opinión pública colombiana.
Entre tanto, días antes de terminar la ronda 11 de negociaciones, las FARC propusieron reducir el gasto militar e invertir más recursos en vivienda, salud, educación y empleo, esto si se logra un acuerdo de paz.
"El debate nacional que aquí se propone incluye la reasignación de recursos de presupuesto, en proporción equivalente a la reducción gradual y programada del gasto militar hasta alcanzar los niveles promedio de Nuestra América, para la financiación prioritaria de los derechos sociales de la población, en especial de la vivienda, el trabajo digno, la salud y la educación", señalan las FARC en un documento.
Las negociaciones están en el segundo punto de la agenda que define la participación en política de los alzados en armas pero no se avizora ningún acuerdo, lo que mantiene el escepticismo de los analistas políticos que consideran que el proceso ha entrado en un estancamiento debido a que la guerrilla hace propuestas de manera permanente que están fuera de lo acordado.
Sin embargo, la propuesta que más indignación generó entre los políticos opositores está relacionada con la función de las Fuerzas Militares. El grupo terrorista solicitó la "reconversión de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional en una fuerza para la construcción de la paz, la reconciliación y protección de la soberanía nacional".