La quiebra de la ciudad de Detroit, Michigan, oficializada el jueves ante una Corte Federal estadounidense, se produjo luego de meses de fallidas negociaciones con sus acreedores, por lo cual, en cierto modo, no es una sorpresa.
Pero para explicarla mejor, y justificar su aprobación, el gobernador del estado, Rick Snyder, tuvo que detallar con números la realidad de lo acontecido allí en los últimos años.
Estos son algunos de los hechos reales que mencionó Snyder:
Aunque la ciudad ha tenido que dejar de pagar sus deudas como condición para declararse en bancarrota, Detroit no necesita aprobación de un juez para continuar dando servicios de policía, bomberos, agua, alcantarillados y obras públicas.
Los expertos advierten, sin embargo, que mayores recortes en esos servicios son una realidad que complica el futuro de la ciudad.
Pero para explicarla mejor, y justificar su aprobación, el gobernador del estado, Rick Snyder, tuvo que detallar con números la realidad de lo acontecido allí en los últimos años.
Estos son algunos de los hechos reales que mencionó Snyder:
- El desempleo en la ciudad se ha triplicado desde el año 2000 y es más del doble que el desempleo promedio en Estados Unidos, dice en la carta en la que aprueba invocar el capítulo 9 de la Ley de Bancarrotas.
- La tasa de homicidios está en sus niveles históricos más altos y la ciudad ha sido incluida entre las más peligrosas del país.
- Detroit tiene que aguardar un promedio de 58 minutos para que la policía responda a las emergencias, comparado con un promedio nacional de 11 minutos.
- Solo un tercio de las ambulancias de la ciudad estaba en servicio en el primer cuarto de 2013.
- Se estima que un 40% de las luces de la calle de la ciudad no funcionan.
- Unas 78.000 estructuras y edificios de la ciudad se encuentran abandonadas.
- Y, finalmente, la combinación de pérdida de empleos en la industria automovilística y el crimen obligaron al éxodo de muchas familias de clase media dejando atrás a los más pobres. Ahora el 83% de la población de Detroit es afroestadounidense, lo que convierte a la ciudad en la de mayor presencia de gente de color.
Aunque la ciudad ha tenido que dejar de pagar sus deudas como condición para declararse en bancarrota, Detroit no necesita aprobación de un juez para continuar dando servicios de policía, bomberos, agua, alcantarillados y obras públicas.
Los expertos advierten, sin embargo, que mayores recortes en esos servicios son una realidad que complica el futuro de la ciudad.