Dos miembros de la Cámara de Representantes anunciaron el miércoles que habían dado positivo al coronavirus, motivando una pregunta que tiempo atrás habría resultado impensable: ¿Podría el Congreso trabajar en modalidad remota?.
El representante Mario Díaz-Balart, republicano de la Florida, y Ben McAdams, demócrata de Utah, confirmaron tener el virus. Ambos estuvieron en el plenario de la Cámara durante una votación el viernes.
McAdams le dijo al Today Show, de la cadena NBC, que aunque no tuvo contacto con muchos legisladores, “los pocos con los que sí tuve contacto probablemente deberían ser puestos en cuarentena”.
La noticia llevó a varios congresistas a autoaislarse y a hablar de la posibilidad de que el órgano legislativo modernice con urgencia su sistema anticuado de operar.
El principal obstáculo a librar es una antigua normativa que dicta que los miembros de la Cámara y el Senado deben estar físicamente presentes en sus respectivas cámaras para ejercer su derecho al voto. No pueden llamar por teléfono o asignar un suplente.
"Por qué se requiere estar físicamente presente en el plenario más cerca el uno del otro de lo que deberíamos estar en este momento de crisis sanitaria?”, dijo el senador demócrata Dick Durbin, de Illinois, el jueves. Junto al senador republicano Rob Portman, de Ohio, Durbin introdujo una propuesta para que el Senado labore de forma remota.
"Sí, es nuevo, Sí, es diferente”, reconoció Durbin, “Sí, refleja el Siglo XXI y refleja un reto como el que nunca hemos visto antes. Mañana ese reto, será tal vez otra crisis sanitaria, alguna otra emergencia nacional, o quizás incluso un ataque terrorista? No deberíamos estar listos para asegurarnos que el Senado pueda hacer su trabajo?
Piden un cambio
La representante Katie Porter, demócrata de California, fue de las primeras en pedir un cambio en las reglas de la Cámara la semana pasada.
"Yo fui electa para hacer un trabajo que incluye votar sobre políticas para ayudar a familias trabajadoras”, dijo Porter en Twitter. “Las votaciones en remoto permitirán al Congreso hacer su trabajo durante crisis sanitarias y ser un modelo de lo que le estamos pidiendo a las empresas. Líderes de ambos partidos deberían actuar ahora para lograr esto”.
Porte es una de tres congresistas que solicitaron a la presidente del Congreso, Nancy Pelosi, que haga cambios en las reglas para, en caso de emergencias, poder votar de forma remota.
"Aunque el Congreso es una institución con una orgullosa historia, no podemos acomodarnos en la tradición si pone vidas, y nuestra habilidad de ser la voz de los ciudadanos, en peligro”, escribió Porter junto al demócrata de California, Eric Swalwell, y el republicano de Texas, Van Taylor.
Pero hasta ahora, tanto Pelosi como el líder de la mayoría republicana del Senado Mitch McConnell han rechazado la posibilidad de irse a un receso durante la crisis, señalando la necesidad de que el Congreso esté en sesiones para procesar ayuda y sanitaria.
"Ni la presidenta del Congreso ni yo somos de la idea de que votar en forma remota es algo que queramos buscar. Sólo creemos que establecer un muy mal precedente y podría crear toda clase de problemas, y no queremos buscarnos eso”, dijo el líder de la mayoría demócrata en la Cámara, Steny Hoyer,
El Congreso de Estados Unidos consideró un plan de emergencia tras los ataques terroristas de septiembre del 2001, pero nunca aprobó una opción que le permitiera a los legisladores continuar con su trabajo si sesiones plenarias en Washington dejaban de ser una posibilidad.
Funcionarios en las oficinas del Congreso han empezado a trabajar en remoto. Pero reglas de siglos evitan que sus jefes puedan hacer la función más importante de sus trabajos, aprobar legislación y leyes presupuestarias, a menos que estén en contacto directo el uno con el otro, en una gran aglomeración. Mientras millones de personas en todo el país hacen la transición al teletrabajo para ayudar a contener el virus, los legisladores de la nación siguen trabajando hombro con hombro.
El Capitolio se destaca por la importancia del contacto personal en una forma que no es posible en otras instituciones de la capital. A diferencia de la Casa Blanca, el Pentágono o el Departamento de Estado, los legisladores frecuentemente hacen improvisadas conferencias de prensa, estando disponibles para los reporteros y para otros legisladores.
Luego está el tema de las votaciones. Los legisladores deben estar físicamente presentes en el plenario durante las votaciones para que sus votos cuenten y sea registrado.
Contagiando coronavirus
El Senado instauró un nuevo procedimiento para votar el miércoles, dándole a los senadores 30 minutos para entrar al plenario y registrar sus votos. Con solo 100 senadores, este nuevo enfoque minimiza la posibilidad de que un miembro contagie a algunos de sus colegas. Pero muchos congresistas son vistos con frecuencia flotando en el plenario y conversando con sus colegas a menos de los seis pies de distancia recomendados. La Cámara podría adoptar medidas similares cuando regrese a sesiones la próxima semana.
El Congreso también afronta retos únicos en términos de contener el brote. El promedio de edad de los legisladores de 58 años de edad mientras el promedio de un senador es 63 años, con muchos en sus 70 u 80. Durante sesiones normales, los legisladores usualmente están en el plenario solo la mitad de una semana, volando en dos ocasiones hacia y desde Washington a sus estados o distritos. Esa es una situación perfecta para regar el virus por todo el país.
Órganos legislativos en otros países están avanzando rápido para adaptarse.
El Parlamento Británico, una institución similar en cuanto a sus viejas tradiciones, está considerando cambios en su forma de trabajar, permitiendo votos rápidos de “a favor” o “en contra” para evitar aglomeraciones, y para permitir el trabajo de los comités por teleconferencias. El Parlamento Europeo está por su parte incentivando a sus miembros a permanecer en casa, realizando sesiones de un día para lo que están en Bruselas y permitiendo votos por correo para todos los demás.