El Senado de Estados Unidos está en camino de quedar nuevamente bajo control republicano luego que los republicanos ganaron la contienda por mantener el escaño de Pennsylvania, al igual que la Cámara de Representantes, donde los demócratas a penas si lograron cambios modestos en el balance.
Los triunfos republicanos son importantes para el futuro gobierno de Donald Trump porque podría permitir echar atrás las políticas más representativa del gobierno de Barack Obama: la ley de cuidados de la salud, conocida como Obamacare, el acuerdo nuclear con Irán, los tratados de libre comercio y los programas de protección establecidos para los inmigrantes indocumentados.
Los demócratas tenían que haber ganado por lo menos cuatro escaños en el Senado si Clinton hubiera ganado, o cinco al ganar Trump, pero solo lograron uno: el de la representante Tammy Duckworth que ganó al senador titular republicano Mark Kirk en Illinois.
Los senadores Marco Rubio en Florida y John McCain en Arizona, fueron dos de los que fueron reelegidos sin muchas dificultados. De igual manera,Roy Blunt, en Missouri, y Lisa Murkowski, en Alaska, ganaron sus respectivos escaños en los comicios del martes.
Los republicanos tienen una ventaja de 51-47 en el Senado. Todavía hay dos puestos por decidir: en Louisiana, el escaño podría dirimirse en un balotaje el próximo mes; y en New Hampshire, la demócrata Maggie Hassan y la republicana Kelly Ayotte están empatadas en una votación muy ajustada.
Los resultados electorales siguen siendo contados en las primeras horas del miércoles, pero los republicanos cuentan con al menos 218 escaños. Eso supera el número necesario para tomar control de la cámara.
Los demócratas comenzaron el año con la esperanza de que la candidatura divisiva de Donald Trump les costara a los republicanos varios escaños en la Cámara de Representantes. Su impacto en los candidatos legislativos fue escaso.
Los republicanos ahora controlan 247 asientos de la cámara baja.