Corea del Norte realizó el jueves su primera prueba de misiles de largo alcance en casi cinco años. La nación también ha insinuado medidas de provocación adicionales, como el lanzamiento de un satélite y una prueba nuclear.
Las acciones han aumentado las tensiones regionales a niveles no vistos desde el período de "fuego y furia" de 2017. Sin embargo, esta vez hay varias diferencias clave que afectarán la forma en que se desarrolla la situación de Corea del Norte.
No más Trump
Después de que Corea del Norte realizara dos pruebas de misiles balísticos intercontinentales en julio de 2017, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó a Corea del Norte con "fuego y furia como el mundo nunca ha visto".
Cuando Corea del Norte respondió realizando una prueba nuclear en septiembre, Trump amenazó con "destruir totalmente" al Norte. Después de que Corea del Norte realizó otra prueba ICBM en noviembre, Trump se jactó del tamaño de su botón nuclear y dijo que era "mucho más grande" y "más poderoso" que el del líder norcoreano Kim Jong Un.
Analistas ven pocas posibilidades de que el presidente estadounidense, Joe Biden, se involucre en ese tipo de amenazas.
"Sabemos que Estados Unidos no va a amenazar con un ataque contra Corea del Norte. Entonces, en ese sentido, eso ayudará significativamente, por supuesto, que nadie piense que esto conducirá a una guerra como algunas personas pensaron que podría haber sucedido en 2017”, dijo Ramón Pacheco Pardo, especialista en Corea del King's College de Londres.
A diferencia de Trump, es probable que Biden no celebre ninguna cumbre para reducir la tensión con Kim hasta que Corea del Norte haya tomado al menos algunas medidas para abandonar su programa nuclear. La semana pasada, un portavoz del Departamento de Estado reiteró que Biden solo está dispuesto a reunirse con Kim cuando "exista un acuerdo serio sobre la mesa".
Sin embargo, es posible que Trump no se haya ido para siempre. Ha insinuado repetidamente que podría volver a postularse para presidente en 2024.
Un líder diferente en Corea del Sur
El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, asumió el cargo en mayo de 2017, justo cuando Kim y Trump intercambiaban amenazas de destrucción nuclear.
El acercamiento de Moon, de tendencia izquierdista, a Pyongyang resultó en una cumbre Kim-Moon en abril de ese año, lo que ayudó a allanar el camino para reuniones posteriores entre Kim y Trump.
Sin embargo, Moon dejará el cargo el próximo 10 de mayo. Será reemplazado por el exfiscal conservador Yoon Suk-yeol. Yoon ha dicho que está abierto a las conversaciones con Corea del Norte, pero en ocasiones también ha usado un lenguaje más agresivo, por ejemplo, amenazando con llevar a cabo un ataque preventivo si Corea del Norte parece estar lista para disparar un misil nuclear contra el Sur.
"Ese es un comodín que no teníamos antes", dijo Mason Richey, profesor asociado de la Universidad de Estudios Extranjeros de Hankuk, en Corea del Sur.
"Es bastante concebible que, como presidente, pueda jugar al policía malo y tal vez incluso participar en una feroz guerra de palabras similar a la de 'fuego y furia' con Kim Jong durante uno de los ciclos de provocación de Pyongyang", dijo Duyeon Kim, un especialista en Corea con sede en Seúl en el Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense.
Si Yoon presiona demasiado para lograr la "máxima presión" sobre el Norte, podría crear fricciones con la administración Biden en ciertos escenarios, advirtió Kim.
Yoon, también indicó que apoyará la reanudación de los ejercicios militares a gran escala con Estados Unidos, que se han reducido o extendido desde 2018, en un esfuerzo por preservar las posibilidades de la diplomacia y debido a la pandemia de coronavirus.
Estados Unidos y Corea del Sur ya están aumentando las demostraciones de poder militar a medida que Corea del Norte realiza pruebas más grandes. Después del lanzamiento del ICBM de Corea del Norte el jueves, Corea del Sur disparó cinco de sus propios misiles en lo que llamó una demostración de su "capacidad y voluntad de responder de inmediato e imponer un castigo".
El hardware de Corea del Sur utilizado en esa exhibición había sido "preseleccionado, posicionado y coreografiado", según una fuente estadounidense con conocimiento de los planes de la alianza.
La fuente, que habló con la VOA bajo condición de anonimato, dijo que los simulacros futuros podrían incluir bombarderos estratégicos, aviones de combate de quinta generación y un grupo de ataque de portaaviones en aguas coreanas.
Menos presión de China o Rusia
Durante la ronda anterior de tensiones con Corea del Norte, Estados Unidos pudo trabajar con China y Rusia para aplicar duras sanciones a Pyongyang. Ese tipo de cooperación parece más difícil ahora, especialmente porque los lazos de EE. UU. con ambos países se han deteriorado significativamente.
China y Rusia, ambos miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con poder de veto, no solo se oponen a más sanciones contra Corea del Norte, sino que dicen que las sanciones actuales deben relajarse. Ambos también culpan a EE. UU. de las tensiones actuales.
"Y Corea del Norte y Rusia se han acercado aún más en las últimas semanas, con Pyongyang apoyando públicamente a Moscú después de la invasión de Ucrania. Por lo tanto, no hay posibilidad de que veamos nuevas sanciones de la ONU contra Corea del Norte", agregó Pardo. "Estados Unidos puede aumentar las sanciones y otros seguirán. Pero la economía de Corea del Norte no se va a aislar más de lo que ha estado en los últimos dos años. Y supongo que China y Rusia brindarán el apoyo económico y energético necesario".
Sin embargo, una prueba nuclear de Corea del Norte podría ser una línea roja para China, aseguró Pardo. China es el principal patrocinador económico de Corea del Norte, pero en el pasado expresó su preocupación por los impactos ambientales y de seguridad de las pruebas nucleares de Corea del Norte, que tienen lugar relativamente cerca de su frontera.
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