Corea del Norte cerró el acceso a un parque industrial que administra conjuntamente con el Sur, e impidió que trabajadores surcoreanos ingresaran al mismo, dijeron funcionarios de Seúl.
El complejo industrial de Kaesong, situado unos 10 kilómetros al norte de la frontera entre las dos Coreas, en la zona desmilitarizada, era el único contacto diario entre los países y así lo había sido durante crisis anteriores.
Pero la creciente hostilidad verbal de Pyongyang, que ha amenazado con lanzar ataques con cohetes atómicos a Seúl y a Washington y que ha dicho que el armisticio que puso fin a la guerra de Corea en la década de 1950 es nulo, ha llegado esta vez “demasiado lejos”, como lo dijo ayer el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
El vocero del ministerio surcoreano de Unificación, Kim Hyung-suk, dijo que Pyongyang estaba permitiendo que los trabajadores surcoreanos regresaran a su país desde Kaesong, pero que había negado el ingreso a cientos más que habían acudido el miércoles a la zona industrial.
El ministro de Defensa de Corea del Sur, Kim Kwan-jin, mencionó el miércoles la posibilidad de una "acción militar" para garantizar la seguridad de los ciudadanos de ese país que trabajan en el complejo industrial de Kaesong.
"Tenemos preparado un plan de emergencia, incluyendo una posible acción militar, en caso de una situación seria", dijo el ministro Kim ante una reunión con legisladores surcoreanos.
Sin embargo, el ministro añadió que "debemos tratar de prevenir que esta situación empeore".
Corea del Norte dijo el martes que reactivaría las instalaciones de su principal complejo nuclear de Nyongbyon, inclusive un reactor de plutonio y una planta para enriquecer uranio. Ambas pueden producir combustible para armas nucleares.
Estados Unidos ha exhortado a Corea del Norte a que abandone sus ambiciones atómicas.
El complejo industrial de Kaesong, situado unos 10 kilómetros al norte de la frontera entre las dos Coreas, en la zona desmilitarizada, era el único contacto diario entre los países y así lo había sido durante crisis anteriores.
Pero la creciente hostilidad verbal de Pyongyang, que ha amenazado con lanzar ataques con cohetes atómicos a Seúl y a Washington y que ha dicho que el armisticio que puso fin a la guerra de Corea en la década de 1950 es nulo, ha llegado esta vez “demasiado lejos”, como lo dijo ayer el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
El vocero del ministerio surcoreano de Unificación, Kim Hyung-suk, dijo que Pyongyang estaba permitiendo que los trabajadores surcoreanos regresaran a su país desde Kaesong, pero que había negado el ingreso a cientos más que habían acudido el miércoles a la zona industrial.
El ministro de Defensa de Corea del Sur, Kim Kwan-jin, mencionó el miércoles la posibilidad de una "acción militar" para garantizar la seguridad de los ciudadanos de ese país que trabajan en el complejo industrial de Kaesong.
"Tenemos preparado un plan de emergencia, incluyendo una posible acción militar, en caso de una situación seria", dijo el ministro Kim ante una reunión con legisladores surcoreanos.
Sin embargo, el ministro añadió que "debemos tratar de prevenir que esta situación empeore".
Corea del Norte dijo el martes que reactivaría las instalaciones de su principal complejo nuclear de Nyongbyon, inclusive un reactor de plutonio y una planta para enriquecer uranio. Ambas pueden producir combustible para armas nucleares.
Estados Unidos ha exhortado a Corea del Norte a que abandone sus ambiciones atómicas.