El secretario general de las Naciones Unidas advirtió el jueves que el organismo mundial afronta su “más grave prueba” desde su fundación hace 75 años, al estar la paz y seguridad mundial amenazadas por la pandemia del coronavirus.
“La pandemia también representa una amenaza significativa al mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, potencialmente conducente a un aumento de la violencia social que limitaría nuestra capacidad de combatir la enfermedad”, dijo Antonio Guterres a los participantes de una reunión a puertas cerradas del Consejo de Seguridad, según una transcripción de sus palabras.
El jueves se cumplen 100 días desde que China informó a la Organización Mundial de la Salud que estaba lidiando con casos de lo que después fue identificado como COVID-19, la enfermedad ocasionada por el coronavirus. Le ha tomado todo este tiempo al consejo de 15 naciones, superar diferencias y realizar una reunión sobre el virus, el cual ha afectado al mundo entero, enfermando a 1.5 millones de personas y matando a casi 95.000.
Los diez miembros electos del consejo pidieron la sesión y al secretario general se le pidió que informara a los miembros sobre cómo la pandemia ha impactado el trabajo humanitario, político y de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.
“El involucramiento del Consejo de Seguridad será crítico para mitigar las implicaciones sobre la paz y la seguridad que cause el coronavirus”, dijo Guterres a los miembros durante una videoconferencia. “Todos recordamos el papel crucial que el consejo jugó en generar la respuesta de la comunidad internacional a las implicaciones de seguridad de las crisis del HIV/SIDA y el Ebola.
“Primero, la pandemia del COVID-19 amenaza con erosionar aún más la confianza en las instituciones públicas, particularmente si los ciudadanos perciben que las autoridades manejaron mal la respuesta o no están siendo transparentes sobre el alcance de la crisis”, dijo Guterres.
También alertó que las repercusiones económicas de la crisis podrían poner mucho estrés sobre sociedades frágiles y países en vías de desarrollo.
La COVID-19 podría también impactar elecciones y referendos, desatando tensiones políticas. Podría además conducir a retos de derechos humanos.
Y en países en conflicto, le preocupa que agitadores pudieran explotar el virus para crear más división y caos. La crisis sanitaria ha estancado procesos de paz y ha impedido que esfuerzos de resolución de conflictos tengan éxito a nivel local, regional e internacional.
“Esto podría conducir a una escalada de violencia y posibles malos cálculos devastadores que podrían enmarañar conflictos en marcha y complicar los esfuerzos para combatir la pandemia”, dijo Guterres.
El jefe de Naciones Unidas advirtió que terroristas pueden buscar usar la pandemia para atacar a gobiernos con métodos convencionales o biológicos, mientras éstos se concentran en combatir el virus.
El 23 de marzo, Guterres hizo un llamado para un cese al fuego global inmediato para ayudar a enfocarse en la lucha contra el virus.
“De Sudamérica hasta África y del Medio Oriente hasta Asia, hemos visto a protagonistas de conflictos tomar algunos pasos iniciales para frenar la violencia y luchar contra la pandemia”, agregó Guterres.
El miércoles, la coalición encabezado por Arabia Saudita fue la más reciente en contestar al llamado, anunciando un cese al fuego unilateral de dos semanas en todo Yemen.
El virus está también impactando las operaciones de paz de Naciones Unidas, forzando la suspensión de la rotación de tropas y policías hasta el final de junio. Pero peor aún, Guterres dijo que la organización, limitada de fondos, dijo que sólo se podrá financiar esas operaciones hasta finales de junio.
Trabajadores humanitarios continúan su trabajo de campo, pero sus operaciones están financieramente en problemas. Una solicitud de Naciones Unidas de 2.000 millones de dólares para cubrir las necesidades humanitarias en unos 40 países, sólo ha logrado recaudar 500 millones.
Miembros del consejo no emitieron ningún pronunciamiento al final de la sesión. Los diplomáticos dijeron que no había consenso para una declaración, aunque se podría producir más adelante.
