La Fundación Estados Unidos México (USMF, por sus siglas en inglés) y el Instituto México del Wilson Center presentaron el miércoles los resultados de un análisis realizado por doce exembajadores de Estados Unidos y México, seis por país, en el que abordaron las relaciones bilaterales de estas dos naciones y plantearon su visión sobre cómo estas han evolucionado en 30 años.
La reunión, que se realizó en enero de 2020 y que denominaron Convocatoria 1.0, abordó temas de seguridad pública, economía, temas migratorios y fronterizos, así como otras particularidades de ambas culturas y su influencia en la opinión pública y ambiente político de cada país.
Al momento de la convocatoria, el mundo aún no se encontraba en pandemia, pero los expertos que participaron en la presentación del análisis coincidieron en que esta situación solamente refuerza el planteamiento que hicieron en un principio, de que ambos países deben ser, más que socios comerciales, amigos para combatir un mal común, el COVID-19 y analizar los cambios que hay en torno a esta crisis.
“Déjenme decirles, cuándo se reunieron en enero de 2020, no creo que nadie supiera realmente cómo iba a cambiar el mundo. Ciertamente yo no tenía idea en ese momento, incluso en febrero o principios de marzo. Y tengo que decirles, el mundo en el que estuvimos en enero no es el mismo hoy y debemos ver todo a través del filtro de la pandemia, es muy frustrante”, dijo Christopher Landau, actual embajador de Estados Unidos en México, y comentarista invitado por estas organizaciones para la presentación del análisis.
Landau agregó que es importante intentar, bajo “la nueva realidad”, reanudar las actividades económicas que fortalecen a ambas naciones.
“Creo que es muy importante comprender que la vida continúa, que no podemos quedarnos en casa para siempre, obviamente tenemos que actuar con prudencia y en el contexto de los protocolos de seguridad necesarios, es un mensaje difícil de enviar, porque es muy fácil que lo malinterpretan y que la gente piense que estás diciendo que esto se acabó, la pandemia terminó, volvamos a la normalidad; pero ese no es el mensaje”, agregó el diplomático estadounidense.
Según el informe, en años anteriores, cuando ambas naciones se han enfrentado a crisis sanitarias, ya han trabajado juntas para controlar y contener brotes de enfermedades. Por ejemplo, en el año 2000, en el contexto del H5N1 y luego del H1N1, Estados Unidos y México desarrollaron mecanismos y protocolos cooperativos para combatir estas enfermedades.
“El brote actual de COVID-19 es un desafío de salud pública que va mucho más allá del alcance de todo lo experimentado en las últimas décadas, pero el precedente para la cooperación y el conjunto de herramientas elaborado por los dos gobiernos han creado una base sólida sobre la cual trabajar juntos para enfrentar la crisis actual”, asegura el estudio.
Por su parte, Arturo Sarukhan, exembajador de México ante Estados Unidos y actual asesor del Instituto México del Wilson Center, agregó que ante la pandemia del COVID-19 y las restricciones que esto está causando en algunas cadenas de suministros debe motivar a ambas naciones a trabajar en mecanismos que satisfagan esas necesidades que surjan en las industrias.
“Creo que ese es el tejido conectivo que, en última instancia, mantiene la relación fuerte entre los países, y creo que es importante que estas relaciones bilaterales trasciendan a los partidos políticos en ambos lados de la frontera, porque estos son dos países y dos pueblos que tienen una relación no solo con partidos políticos o políticos individuales”, dijo el diplomático.
Los resultados del estudio concluyeron además, que Estados Unidos y México ya no son vecinos distantes, la evolución en los tratados comerciales -que también incluyen a Canadá- demuestra que los beneficios de la asociación son claros para todos, y que en estos momentos, se debe trabajar en conjunto para “generar comprensión y confianza para que la asociación perdure y se fortalezca cada vez más”.