Salvar vidas es la motivación que muchos tienen después de superar el COVID-19. Charlie Sarmiento es un ultramaratonista guatemalteco que no dudó para donar su propio plasma después de permanecer 14 días aislado.
“Decidí donar plasma porque hace muchos años tuve el trágico accidente de mi padre y por la edad no lo pude hacer y ahora que tenía la oportunidad de salvar más de una vida, decidí hacerlo”, dijo Sarmiento a la Voz de América.
Para el deportista, la experiencia ha sido alentadora.
“Sólo con el hecho de saber que ese plasma puede salvar a una o tres vidas, por la cantidad que lograron extraer de plasma, es una sensación que no tiene palabras”, agregó.
Sin embargo, el éxito del tratamiento aún no está garantizado al 100%.
El médico Edwin Calgua explica que aunque hasta hoy no hay evidencia científica de su efectividad, en la Universidad de San Carlos de Guatemala un grupo de investigadores avanza en el desarrollo de una prueba que permita encontrar al donante adecuado, con la mayor cantidad de anticuerpos que combatan el coronavirus.
“Una prueba que nos permite cuantificar con bastante precisión la cantidad de anticuerpos que puedan ser útiles al momento de donar. Nosotros buscamos cuantificar porque es como obtener la mejor y mayor dosis posible”, dijo Calgua.
Otro aspecto fundamental de la investigación es determinar el momento en el que se aplique el plasma.
“El plasma, su mejor momento, es preventivo y en unas etapas más tempranas de la enfermedad”, añadió.
No sólo por tratarse de pruebas, sino por los temores alrededor de la enfermedad, la afluencia de donantes es reducida. Por eso, Charlie Sarmiento creó “Plasmas Vida”.
“Una iniciativa personal que surgió de esta experiencia de haber sido infectado COVID y haber donado plasma”, dijo.
La iniciativa es un esfuerzo que pretende fomentar la donación a través de la explicación al público del procedimiento y sus posibles beneficios.