Estados Unidos sigue siendo el “enemigo número uno” para el gobierno de Cuba y las actividades de espionaje de los agentes de la isla son una “amenaza presente” para la seguridad estadounidense, según el congresista Connie Mack, presidente del subcomité de Asuntos Hemisféricos de la Cámara de Representantes.
Las declaraciones de Mack fueron hechas durante una audiencia este jueves del subcomité en Washington con el objetivo de explorar los esfuerzos del régimen de La Habana para minar los intereses y la seguridad de EE.UU. mediante el terrorismo, las redes de inteligencia y la guerra cibernética.
La presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara, Ileana Ros-Lehtinen, críticó la “política de puertas abiertas” del presidente Barack Obama con Cuba, “un estado patrocinador del terrorismo a sólo 90 millas de nuestras costas”, dijo.
Ros-Lehtinnen señaló que agentes de La Habana siguen tratando de desestabilizar a EE.UU. y sus aliados en el hemisferio, y censuró que el Departamento de Estado haya concedido visa para entrar al país a altos funcionarios del régimen cubano, entre ellos la hija del gobernante Raúl Castro, Mariela Castro, que la semana entrante viajará a California.
Mack calificó de “increíble” que se la haya concedido visa a la hija de Castro, y recordó cómo los servicios de inteligencia cubanos actuaron para malograr las investigaciones llevadas acabo por EE.UU en torno a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Durante la audiencia salieron a relucir los casos de los cinco espías cubanos de la red Avispa, condenados a penas de cárcel en 2001 por tratar de penetrar bases militares de EE.UU. y estar involucrados en el derribo de dos avionetas civiles en 1996 sobre aguas internacionales del estrecho de la Florida en las que murieron 4 civiles cubanoamericanos.
También fue mencionado el caso de Ana Belén Montes, una analista de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU que en 2001 se declaró culpable de espiar para Cuba, en un caso que según Michelle Van Cleave, experta en contrainteligencia que testificó en la audiencia, "comprometió” mucha información para EE.UU.
Al igual que Cleave, otros de los expertos en contrainteligencia que prestó testimonio ante los congresistas, Christopher Simmons, coincidió en señalar que los servicios de espionaje de la isla siguen siendo “una amenaza” para EE.UU. porque tienen “alcance global” y facilitan información a otros gobiernos enemigos de Washington.
Simmons dijo que el gobierno cubano trafica con la información de inteligencia y obtiene cientos de millones de dólares por ese concepto. El experto puso de relieve además que la isla mantiene estrechas relaciones con grupos terroristas, entre ellos Hezbolá, y las guerrillas colombianas de las FARC y el ELN.
De acuerdo con Simmons, las comunicaciones de la Casa Blanca y todos los satélites de comunicaciones estadounidenses son objetivos prioritarios para los servicios de espionaje cubanos, que además, dijo, tienen como misiones de primer orden interferir en las operaciones de EE..UU en Afganistán y en la guerra global contra el terrorismo.
Las declaraciones de Mack fueron hechas durante una audiencia este jueves del subcomité en Washington con el objetivo de explorar los esfuerzos del régimen de La Habana para minar los intereses y la seguridad de EE.UU. mediante el terrorismo, las redes de inteligencia y la guerra cibernética.
La presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara, Ileana Ros-Lehtinen, críticó la “política de puertas abiertas” del presidente Barack Obama con Cuba, “un estado patrocinador del terrorismo a sólo 90 millas de nuestras costas”, dijo.
Ros-Lehtinnen señaló que agentes de La Habana siguen tratando de desestabilizar a EE.UU. y sus aliados en el hemisferio, y censuró que el Departamento de Estado haya concedido visa para entrar al país a altos funcionarios del régimen cubano, entre ellos la hija del gobernante Raúl Castro, Mariela Castro, que la semana entrante viajará a California.
Mack calificó de “increíble” que se la haya concedido visa a la hija de Castro, y recordó cómo los servicios de inteligencia cubanos actuaron para malograr las investigaciones llevadas acabo por EE.UU en torno a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Durante la audiencia salieron a relucir los casos de los cinco espías cubanos de la red Avispa, condenados a penas de cárcel en 2001 por tratar de penetrar bases militares de EE.UU. y estar involucrados en el derribo de dos avionetas civiles en 1996 sobre aguas internacionales del estrecho de la Florida en las que murieron 4 civiles cubanoamericanos.
También fue mencionado el caso de Ana Belén Montes, una analista de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU que en 2001 se declaró culpable de espiar para Cuba, en un caso que según Michelle Van Cleave, experta en contrainteligencia que testificó en la audiencia, "comprometió” mucha información para EE.UU.
Al igual que Cleave, otros de los expertos en contrainteligencia que prestó testimonio ante los congresistas, Christopher Simmons, coincidió en señalar que los servicios de espionaje de la isla siguen siendo “una amenaza” para EE.UU. porque tienen “alcance global” y facilitan información a otros gobiernos enemigos de Washington.
Simmons dijo que el gobierno cubano trafica con la información de inteligencia y obtiene cientos de millones de dólares por ese concepto. El experto puso de relieve además que la isla mantiene estrechas relaciones con grupos terroristas, entre ellos Hezbolá, y las guerrillas colombianas de las FARC y el ELN.
De acuerdo con Simmons, las comunicaciones de la Casa Blanca y todos los satélites de comunicaciones estadounidenses son objetivos prioritarios para los servicios de espionaje cubanos, que además, dijo, tienen como misiones de primer orden interferir en las operaciones de EE..UU en Afganistán y en la guerra global contra el terrorismo.