Nuevas investigaciones han descubierto que un pequeño microbio podría jugar un significativo papel en las labores de limpieza tras ocurrir una fuga en un pozo de petróleo o de gas natural.
Científicos han identificado alrededor de 100 microbios que se alimentan de metano, y el microbiólogo Colin Murrell y varios de sus colegas en la Universidad de Esat Anglia, en Inglaterra, han centrado la atención en un tipo de bacteria llamada Methylocella silvestris.
Este microbio se halla en la turba, la tundra y en los suelos boscosos del norte de Europa. También fue detectado durante el derrame de crudo ocurrido en 2010 en la plataforma Deepwater Horizon, en el Golfo de México.
La fuga ha sido el mayor desastre marino en la historia de EE.UU, ocasionó la muerte de 11 personas y vertió al Golfo casi 5 millones de galones de crudo.
Según Murrell, experimentos demuestran que el microbio tiene un gran apetito por los componentes hallados en el gas natural, y se desarrolla “muy bien” en presencia de metano y propano.
El científico espera que las investigaciones les permitan tener una mejor idea sobre la vida de estos microorganismos y saber cómo podrían comercialmente ser útiles en las labores de limpieza tras ocurrir derrames de petróleo y fugas de gas.
Según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., cada año se registran en el país unas 14 mil fugas en redes de oleoductos o en barcazas, trenes y camiones que transportan petróleo o gas.
Científicos han identificado alrededor de 100 microbios que se alimentan de metano, y el microbiólogo Colin Murrell y varios de sus colegas en la Universidad de Esat Anglia, en Inglaterra, han centrado la atención en un tipo de bacteria llamada Methylocella silvestris.
Este microbio se halla en la turba, la tundra y en los suelos boscosos del norte de Europa. También fue detectado durante el derrame de crudo ocurrido en 2010 en la plataforma Deepwater Horizon, en el Golfo de México.
La fuga ha sido el mayor desastre marino en la historia de EE.UU, ocasionó la muerte de 11 personas y vertió al Golfo casi 5 millones de galones de crudo.
Según Murrell, experimentos demuestran que el microbio tiene un gran apetito por los componentes hallados en el gas natural, y se desarrolla “muy bien” en presencia de metano y propano.
El científico espera que las investigaciones les permitan tener una mejor idea sobre la vida de estos microorganismos y saber cómo podrían comercialmente ser útiles en las labores de limpieza tras ocurrir derrames de petróleo y fugas de gas.
Según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., cada año se registran en el país unas 14 mil fugas en redes de oleoductos o en barcazas, trenes y camiones que transportan petróleo o gas.