“La diabetes es enemiga de la sexualidad”. Así lo dijo Santiago Cedrés, sexólogo clínico quien estuvo en septiembre (2010) en el congreso mundial de la Sociedad Internacional de Medicina Sexual, en Corea del Sur. Y uno de los temas principales de este encuentro fue, precisamente, el impacto de la diabetes en el sexo, tanto en hombres como mujeres.
Cedrés presentó una investigación que llevó a cabo en el Centro Médico Sexológico Plenus –que él dirige- en la que encontró que los hombres diabéticos tienen una probabilidad “cuatro veces mayor de sufrir disfunción eréctil”, y las mujeres diabéticas una probabilidad “tres veces mayor de experimentar baja en la lubricación vaginal”.
El estudio fue hecho entre 140 pacientes (70 hombres y 70 mujeres) entre 40 y 60 años y en tratamiento para la diabetes tipo II. En el curso de cinco meses de trabajo, Cedrés descubrió que “todos los pacientes” presentaban algún tipo de disfunción sexual, ya sea pérdida de deseo sexual, disfunción eréctil, pérdida de lubricación, menor testosterona que la esperada para la edad y anorgasmia. Y todas estas disfunciones estaban ligadas a la enfermedad.
Cedrés explicó a voanoticias.com los tipos de disfunciones que provoca la diabetes:
1. En la mujer, la alteración de la glucosa en sangre la predispone a tener más infecciones vaginales. Y las infecciones bajan la lubricación vaginal. “Ahí es cuando aparece el coito doloroso, el dolor a la hora de la penetración, y esto trae aparejado la anorgasmia, o imposibilidad de alcanzar el orgasmo”.
2. Tanto en hombres como mujeres, la diabetes afecta la secreción de hormonas sexuales. En el caso de los hombres, sobre todo, baja la secreción de testosterona, dijo Cedrés. “El hombre secreta testosterona en el testículo. Y al recibir sangre con más glucosa de la que debería, bajan las funciones de secreción de testosterona y esto provoca la andropausia, el análogo masculino de la menopausia femenina. Un nivel bajo de testosterona afecta el deseo sexual y la erección en los hombres. Y en el caso de las mujeres, afecta el deseo sexual y la lubricación vaginal”.
3. La diabetes también provoca alteraciones vasculares. “La enfermedad va tapando las arterias del cuerpo, por eso los diabéticos corren el riesgo de sufrir infartos. Y cuando tapa las arterias de los genitales masculinos, éstos se llenan menos de sangre y se da la disfunción eréctil”, explicó. En la mujer, en tanto, las alteraciones vasculares “no son predominantes”.
4. Tanto en hombres como mujeres, la diabetes ocasiona una pérdida de la función del endotelio, que es la membrana que recubre el interior de los vasos sanguíneos del cuerpo. “En la sexualidad, en particular, la pérdida de la función del endotelio afecta los vasos genitales. En los hombres empeora la función eréctil y en las mujeres empeora la lubricación”.
5. La diabetes afecta a los pacientes a nivel psico-emocional y esto, a su vez, repercute en su sexualidad. “Tienen una enfermedad crónica que los obliga a adherirse al tratamiento, tanto los que se inyectan insulina como los que no. Por eso, muchas veces, se sienten minusválidos y le tienen miedo a la muerte. Esto los posiciona en un aspecto muy vulnerable”.
Si bien no es fácil para un diabético digerir toda esta información, debe educarse si quiere resolver sus problemas sexuales, dijo Cedrés.
“En el curso del estudio vimos un analfabetismo sexual increíble”, contó. “Muchos pacientes no asociaron la diabetes con los problemas sexuales. Vinieron al centro pensando que era un tema de la pareja, del estrés, o porque creían que era normal tener disfunciones sexuales a su edad”. Falsas creencias deben ser derribadas. ¿Cómo? Mediante un tratamiento adecuado.
Si bien en la persona diabética el tratamiento es “más intenso, más complejo, y a veces la tasa de respuesta es más lenta”, da resultados, según Cedrés. Con sus pacientes, trabaja tanto los problemas orgánicos como los psicológicos. La administración de fármacos que mejoren la función vascular y la función endotelial, la aplicación de hormonas, el tratamiento de infecciones vaginales y la terapia de pareja son algunas de las herramientas que él pone en práctica.
Pero antes de comenzar el tratamiento sexológico, el paciente debe controlar su diabetes, dijo Cedrés. “Hacer ejercicio, en particular el aeróbico, cuidar estrictamente su dieta y adherirse al control médico”.
Por último, los diabéticos y sus parejas deben entender que no son culpables de su disfunción: “No es que su cuerpo no funcione más, o que su pareja no lo quiera y por eso no responde. Es la manifestación de una enfermedad metabólica”, aseguró el experto.