A medida que más gente en Estados Unidos ha visto cómo las autoridades migratorias han separado a los niños de sus padres en la frontera con México, han aumentado también las acciones de solidaridad con los migrantes.
Un centro de apoyo para solicitantes de asilo en McAllen, Texas, dice que le han llegado tantas donaciones, como cajas con ropa, que han tenido que alquilar espacio adicional para almacenamiento.
El centro, dirigido por la organización Catholic Charities of the Rio Grande Valley (Caridades Católicas del Valle del Río Grande), dijo que alrededor del Día del Padre, hace una semana, comenzó a llegar una oleada de paquetes enviados a través de Amazon, con camisas, pantalones, ropa interior y muchos otros artículos a un centro de descanso para migrantes en McAllen, ciudad fronteriza con Reynosa, México.
En los paquetes venían notas de apoyo, como una que decía: "Como alguien que tiene un padre que haría cualquier cosa por su hijo, espero que esto ayude a algunos de los padres que entran por sus puertas con las mismas ideas".
Las cajas comenzaron a llegar a medida que la gente de todo el país comenzaba a enterarse de la política de tolerancia cero del presidente Donald Trump, que hasta hace poco incluyó separar a los niños de sus familias.
"De repente empezaron a recibir como mil cajas al día y luego más y más. Tuvieron que venir y asegurar espacio aquí. Se llenó y consiguieron otro espacio y ese se llenó", dijo Natalie Montelongo, nativa de la cercana ciudad de Brownsville y que viajó desde Washington DC para ofrecerse como voluntaria en el centro.
Ella creó en el sitio web de Amazon una lista de necesidades para la organización, con el tipo de artículos que necesitaba el refugio, y publicó el enlace en las redes sociales.
Además de las recibidas a través de Amazon, las donaciones también llegaron a la vieja usanza. Los residentes locales acudieron personalmente para dejar lo que pudieron. Caravanas de voluntarios de todo el país viajaron a McAllen con donaciones y dinero en efectivo.
Todos los días, autobuses repletos de migrantes son transferidos de las instalaciones federales a una estación central en McAllen. Allí, los voluntarios del centro de apoyo a los migrantes ayudan a encontrar autobuses adecuados y compran los boletos correspondientes. Ya en grupo, los llevan caminando hasta el refugio, a tres cuadras de distancia, donde pueden ducharse, comer y recoger ropa nueva, medicamentos y productos de higiene personal.
La bibliotecaria de Colorado, Wyne Cler, vio un mensaje de un amigo en Facebook en el que pedían voluntarios. Incluso con su limitado español se puso a trabajar, recaudó unos 4.000 dólares en un día y trajo a su hija. Pasó horas haciendo todo lo posible para ayudar a los migrantes en el centro y tratando de alegrarles el día con abrazos fuertes y sonrisas. Cler explicó que ella y su familia huyeron de Vietnam al terminar la guerra.
"Este no es mi Estados Unidos. Cuando entramos en el '75 fuimos recibidos con los brazos abiertos y no nos separaron. Toda mi familia llegó aquí a salvo", agregó Cler.