Líderes hispanos están advirtiendo el daño político que podrían sufrir los candidatos republicanos que pretenden llegar a la Casa Blanca si es que no hacen más por condenar la actitud y los comentarios racistas de Donald Trump.
“Ha llegado el momento de que los candidatos se distancien de Trump y llamen a sus comentarios por lo que son: ridículos, infundados e insultantes”, dijo Alfonso Aguilar, un republicano que lidera la organización American Principles Project’s Latino Partnership.
“Tristemente, hiere al partido con los votantes hispanos. Es un nivel de idiotez que no he visto en mucho tiempo”, agregó Aguilar.
En su discurso de lanzamiento de campaña, el millonario inversionista acusó a los inmigrantes mexicanos de traer drogas y crimen a Estados Unidos, y de ser violadores, aunque “algunos, asumo, son buena gente”.
Los medios estadounidenses, y especialmente los hispanos, no han soltado el tema durante dos semanas, un momento lejos de ser adecuado para el Partido Republicano que ha tratado –con resultados no siempre felices—acercarse a los hispanos de alguna manera.
La reacción del resto de candidatos republicanos ha sido, a lo mucho, tibia.
Jeb Bush, cuya esposa es mexicana, solo dijo que Trump “está equivocado”. El senador Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, calló durante dos semanas hasta que el jueves dijo que “los comentarios de Trump no solo son ofensivos e inexactos, sino también provocan divisiones”.
Por su parte, el exgobernador de Texas, Rick Perry, dijo no creer que los comentarios de Trump “reflejen lo que es el Partido Republicano”, pero el ultraconservador Ted Cruz insistió en que Trump no tiene que pedir disculpas.
“Me gusta Donald Trump” –dijo Cruz, que al menos tiene apellido hispano.
“Creo que es tremendo. Creo que es desvergonzado. Creo que habla la verdad”.
La información está basada en un cable de AP.