Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) concluye que 10 años después de la adopción del histórico Convenio sobre las Trabajadoras Domésticas ha habido pocas mejoras en sus condiciones de trabajo.
Cuando se adoptó la convención, las trabajadoras del hogar se encontraban entre los miembros invisibles más infravalorados de la fuerza laboral mundial. Diez años después, todavía luchan por ser vistos y reconocidos como personas que brindan un servicio esencial.
Los datos del informe de la OIT muestran que los 75,6 millones de trabajadores domésticos del mundo siguen padeciendo malas condiciones laborales, salarios bajos y falta de protección social. Para muchos, la pandemia de COVID-19 ha empeorado su ya difícil situación.
El director general de la OIT, Guy Ryder, dice que las trabajadoras del hogar perdieron sus trabajos o vieron reducidas sus horas de trabajo en mayor número que otras durante la pandemia. Señala que muchos trabajadores domésticos son migrantes. Por lo tanto, su situación en el país en el que trabajan podría verse cuestionada si perdieran sus puestos de trabajo.
“Muchos trabajadores domésticos son empleados internos. Podrían perder el alojamiento donde viven si también pierden su trabajo. Entonces, detrás de las cifras agregadas, creo que hay una especie de impacto humano más profundo, que acentúa aún más el sufrimiento que implica el impacto en el mercado laboral de la pandemia de COVID-19”, dijo Ryder.
La OIT informó que el trabajo doméstico sigue siendo un sector dominado por mujeres, que representa las tres cuartas partes de los trabajadores domésticos en todo el mundo. Ryder dijo que las mujeres comprenden más del 80% de quienes trabajan en el sector informal, lo que las hace más propensas a la explotación y el abuso.
“El empleo informal se caracteriza por malas condiciones laborales, falta de protección. Y entonces, encontramos que la vulnerabilidad de muchas trabajadoras del hogar, que se ganan la vida a puerta cerrada y en hogares privados, es que esta condición de informalidad magnifica la vulnerabilidad”, dijo.
Ryder dice que la crisis destaca la necesidad de formalizar el trabajo doméstico para garantizar su acceso al trabajo decente y leyes que puedan proteger sus derechos.
El informe encuentra que las mujeres constituyen la mayor parte de la fuerza laboral en Europa, Asia Central y América. Sin embargo, señala que los hombres superan en número a las mujeres en los países árabes y en el norte de África.
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