Unos 2.400 policías y militares tomaron el martes el control de una productiva mina de oro ilegal en el norte de Ecuador donde las autoridades han detectado la presencia de delincuencia organizada con armas de grueso calibre.
La operación, que se realizó de madrugada, busca neutralizar las actividades delictivas derivadas de la minería ilegal en un asentamiento montañoso denominado Buenos Aires, 95 kilómetros al norte de esta capital.
La ministra del Interior y Policía, María Paula Romo, dijo en rueda de prensa que “la magnitud de la ocupación de las personas dedicadas a estas actividades ilegales hace necesaria la intervención más fuerte del Estado y de parte de la policía y las fuerzas armadas”.
En las últimas semanas se han producido hechos de violencia como tiroteos y el asesinato de un hombre no identificado, presuntamente colombiano, lo que motivó que el presidente Lenín Moreno decretara el lunes Estado de excepción en esa zona.
El ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, precisó que allí no hay guerrilla pero sí “delincuencia organizada que se ha armado con determinados individuos que están identificados”, sin dar más detalles.
La policía ha detectado delitos como homicidios, tenencia de armas y explosivos, extorsión, intimidación, explotación laboral, trata de personas, evasión fiscal, lavado de activos, contrabando y tráfico de combustible, entre otros.
Desde fines de 2017, cuando se supo que había yacimientos auríferos en ese sitio y se produjo una estampida de mineros ilegales, las autoridades estiman que se han extraído 3.462 toneladas de material mineral y se han desarticulado 92 grupos delictivos.
Esta mina ilegal, donde se calcula que viven unas 10.000 personas, es conocida también como “la ciudad de plástico” debido a que los mineros han levantado precarias tiendas con techos plásticos para protegerse de las inclemencias de la montaña.