James Holmes compareció en el tribunal con abundante barba y el pelo castaño oscuro. El mundo lo recuerda con el cabello rojo y con los ojos desorbitados cuando fue capturado.
Con esposas y vestido con un mameluco rojo, ocupó el lugar destinado para el sospechoso del magnicidio. Tenía la mirada fija en un punto indeterminado delante de sí y no habló con nadie en la sala.
En el tribunal se encontraban familiares de las víctimas, socorristas y oficiales de policía que asistieron en auxilio de las víctimas que solo deseaban ver una película de estreno.
Los policías narraron con la voz entrecortada el panorama que encontraron en la sala de cine. Charcos de sangre, heridos gritando, cuerpos inertes en el suelo y gritos desgarradores de sobrevivientes que pensaron que morirían en esa balacera.
Cada relato fue un llanto contenido. Las imágenes que narraban simplemente eran escalofriantes.
El sargento Gerald Jonssgard, uno de los primeros uniformados que se presentó en el lugar, dijo que vio a Verónica Moser Sullivan, la niña de seis años fallecida, apenas entró al cine.
"Controlé su pulso, estaba muerta", dijo con la voz quebrada. Los asistentes rompieron en llanto al imaginar la pequeña niña tirada en el suelo, sin vida en medio de un charco de sangre.
El oficial Justin Grizzle, un ex paramédico, contó que se resbaló y casi cae en un "enorme charco de sangre" cuando entró por la puerta trasera del cine Century 16.
El juicio preliminar, que durará una semana y tiene lugar en un tribunal en Centennial, otro suburbio de Denver, tiene por objeto determinar si existe evidencia suficiente para enjuiciar al hombre acusado de abrir fuego en el estreno de medianoche de "The Dark Knight Rises".
Mientras las ambulancias y los socorristas intentaban ayudar en medio de la tremenda tragedia, Grizzle transportó a seis personas gravemente heridas en cuatro viajes a hospitales de la zona.
"Luego me di cuenta de que estaba reduciendo la velocidad cuando giraba el volante, porque, si no, escuchaba la sangre chapotear en el piso de la parte de atrás del automóvil", testificó Grizzle, conteniendo el llanto.
Jason Oviatt fue el policía de Aurora que arrestó al sospechoso.
Dijo que tenía las manos sobre el techo de un vehículo blanco en la parte posterior del edificio y no opuso resistencia.
"Era completamente sumiso (...) Estaba muy relajado, no reaccionaba con normalidad ante nada. Estaba muy distante", dijo Oviatt. "Parecía estar en otro lugar; desorientado".
Oviatt también detalló que, en un principio, había creído que Holmes era otro policía, porque llevaba un chaleco antibalas y una máscara antigas.
El también policía Aaron Blue agregó que el joven indicó a los oficiales su nombre, su dirección y dio información sobre sus armas: "Dijo voluntariamente que no había más bombas aquí (en el cine), pero que había improvisado artefactos explosivos en su casa".
La masacre fue cometida el 20 de julio del año pasado supuestamente por James Holmes, de 25 años, presente en la sala. Doce personas murieron, entre ellas una niña de seis años, y 58 resultaron heridas.
Los testigos dijeron que el atacante, armado con un rifle AR-15, una escopeta de calibre 12 y una pistola .40, activó una granada de gas antes de abrir fuego al azar contra el público.
Luego, la policía encontró que su apartamento era una bomba de tiempo llena de explosivos artesanales, que los oficiales demoraron más de un día en desactivar.
Con esposas y vestido con un mameluco rojo, ocupó el lugar destinado para el sospechoso del magnicidio. Tenía la mirada fija en un punto indeterminado delante de sí y no habló con nadie en la sala.
En el tribunal se encontraban familiares de las víctimas, socorristas y oficiales de policía que asistieron en auxilio de las víctimas que solo deseaban ver una película de estreno.
Los policías narraron con la voz entrecortada el panorama que encontraron en la sala de cine. Charcos de sangre, heridos gritando, cuerpos inertes en el suelo y gritos desgarradores de sobrevivientes que pensaron que morirían en esa balacera.
Cada relato fue un llanto contenido. Las imágenes que narraban simplemente eran escalofriantes.
El sargento Gerald Jonssgard, uno de los primeros uniformados que se presentó en el lugar, dijo que vio a Verónica Moser Sullivan, la niña de seis años fallecida, apenas entró al cine.
"Controlé su pulso, estaba muerta", dijo con la voz quebrada. Los asistentes rompieron en llanto al imaginar la pequeña niña tirada en el suelo, sin vida en medio de un charco de sangre.
El oficial Justin Grizzle, un ex paramédico, contó que se resbaló y casi cae en un "enorme charco de sangre" cuando entró por la puerta trasera del cine Century 16.
El juicio preliminar, que durará una semana y tiene lugar en un tribunal en Centennial, otro suburbio de Denver, tiene por objeto determinar si existe evidencia suficiente para enjuiciar al hombre acusado de abrir fuego en el estreno de medianoche de "The Dark Knight Rises".
Mientras las ambulancias y los socorristas intentaban ayudar en medio de la tremenda tragedia, Grizzle transportó a seis personas gravemente heridas en cuatro viajes a hospitales de la zona.
"Luego me di cuenta de que estaba reduciendo la velocidad cuando giraba el volante, porque, si no, escuchaba la sangre chapotear en el piso de la parte de atrás del automóvil", testificó Grizzle, conteniendo el llanto.
Jason Oviatt fue el policía de Aurora que arrestó al sospechoso.
Dijo que tenía las manos sobre el techo de un vehículo blanco en la parte posterior del edificio y no opuso resistencia.
"Era completamente sumiso (...) Estaba muy relajado, no reaccionaba con normalidad ante nada. Estaba muy distante", dijo Oviatt. "Parecía estar en otro lugar; desorientado".
Oviatt también detalló que, en un principio, había creído que Holmes era otro policía, porque llevaba un chaleco antibalas y una máscara antigas.
El también policía Aaron Blue agregó que el joven indicó a los oficiales su nombre, su dirección y dio información sobre sus armas: "Dijo voluntariamente que no había más bombas aquí (en el cine), pero que había improvisado artefactos explosivos en su casa".
La masacre fue cometida el 20 de julio del año pasado supuestamente por James Holmes, de 25 años, presente en la sala. Doce personas murieron, entre ellas una niña de seis años, y 58 resultaron heridas.
Los testigos dijeron que el atacante, armado con un rifle AR-15, una escopeta de calibre 12 y una pistola .40, activó una granada de gas antes de abrir fuego al azar contra el público.
Luego, la policía encontró que su apartamento era una bomba de tiempo llena de explosivos artesanales, que los oficiales demoraron más de un día en desactivar.