"Hubo una masacre en medio de Ankara". Mensajes como estos dieron la vuelta al mundo, luego de producirse la explosión de dos bombas en Turquía que dejó un saldo de 86 muertos y 186 personas heridas.
El presidente de EE.UU., Barack Obama telefoneó este sábado a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, para ofrecer sus condolencias por lo que denominó "atroces ataques" terroristas, informó la Casa Blanca.
Horas antes a través de un comunicado, el Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca (NSC, por sus siglas en inglés) también condenó fuertemente el ataque terrorista en Ankara.
El portavoz de la NSC, Ned Price dijo que "el hecho que este ataque ocurra en el marco de una marcha planeada por la paz enfatiza la depravación de aquellos detrás de este atentado y nos sirve como otro recordatorio de la necesidad de confrontar retos de seguridad compartidos en la región".
Asimismo Estados Unidos ofreció sus condolencias a las familias y seres queridos de las víctimas y se comprometió a mantener su apoyo al gobierno turco y su gente para juntos hacer frente al flagelo del terrorismo.
El ministro de salud de Turquía, Mehmet Muezinoglu precisó que 62 personas murieron en el lugar y que otras 24 murieron después de ser llevadas al hospital.
Las explosiones se produjeron con unos minutos de diferencia cerca de la estación de tren de Ankara antes de una marcha por la paz organizada por el sindicato de trabajadores del sector público turco y otros grupos civiles.
La protesta pretendía pedir el fin de la renovada violencia entre rebeldes curdos y fuerzas de seguridad turcas.
Hasta el momento ningún grupo terrorista se ha acreditado la autoría del ataque que al parecer se produjo por dos personas que se inmolaron entre la multitud.