Se habla que el “momento” para lograr una reforma migratoria “es ahora”. Los hechos demuestran que probablemente nunca hubo una verdad más cierta como ese enunciado.
Desde el punto de vista político, el discurso no sólo ha cambiado sino incluso los demócratas y los republicanos están tratando de apoderarse la bandera en el tema de la esperada reforma migratoria.
Hace apenas tres años atrás se hablaba de la fuerte corriente antiinmigrante en Estados Unidos, con la más severa ley de inmigración aplicada en estados como Arizona, donde se pretendía criminalizar a los indocumentados.
Arizona era vista como modelo y a sus leyes se sumaron políticas o directrices del gobierno federal, como el controversial programa 287 (g), que autorizaba a la policía indagar por el estatus legal de una persona, sin dejar de mencionar que en los últimos años se ha realizado la mayor cantidad de deportaciones.
En este contexto se jugó otra elección presidencial y el pasado 6 de noviembre no solo se consagró Barack Obama para un segundo mandato sino también la comunidad hispana alcanzó fuerte protagonismo al respaldar fuertemente al candidato demócrata, a pesar que no cumplió con su promesa de otorgar una reforma migratoria durante su primer periodo.
Estas circunstancias provocaron un vuelco en la manera cómo se debate el tema de la reforma migratoria para sacar de las sombras a 11 millones de indocumentados.
Los demócratas comprometidos con la comunidad se abrazan ahora con los republicanos que tuvieron que bajar de tono su retórica antiinmigrante y salir con un rostro fresco que renueve y ofrezca un apoyo mesurado, pero efectivo a la reforma migratoria.
Pero no sólo son los políticos los que piensan diferente, sino también el público en general, que según las encuestas aprueban arreglar lo que no funciona e incluso están de acuerdo, en gran mayoría, que una reforma migratoria integral contenga un camino a la ciudadanía bajo una serie de requisitos, claro está, y es entendible.
Los medios tampoco han permanecido inmunes. Ahora hasta la forma de hablar y escribir está cambiando. Hace unas semanas diarios influyentes como el New York Times y la agencia de noticias AP decidieron no emplear la palabra “ilegal” al referirse a la condición migratoria de un inmigrante.
Este martes el New York Times aceptó también sacar de su léxico el término “inmigrante ilegal” por considerar que es discriminatorio y ofensivo a la par que presentó en su manual de estilo una serie de términos alternativos que se deben usar al momento de reportar una noticia.
"Sin tomar posiciones o usar eufemismos, se deben considerar alternativas, cuando sea apropiado, para explicar las circunstancias específicas de la persona en cuestión, o enfocarse en acciones: 'que cruzó la frontera ilegalmente', 'que se quedó en el país tras expirar su visado', 'quien no está autorizado para trabajar en este país''', agrega ahora el manual de estilo, considerado una guía para los periodistas.
Esta nueva imagen adquirida del inmigrante sin estatus migratorio en EE.UU. reafirma la nueva corriente de que para millones de indocumentados que viven en la sombra “el momento es ahora”.
Desde el punto de vista político, el discurso no sólo ha cambiado sino incluso los demócratas y los republicanos están tratando de apoderarse la bandera en el tema de la esperada reforma migratoria.
Hace apenas tres años atrás se hablaba de la fuerte corriente antiinmigrante en Estados Unidos, con la más severa ley de inmigración aplicada en estados como Arizona, donde se pretendía criminalizar a los indocumentados.
Arizona era vista como modelo y a sus leyes se sumaron políticas o directrices del gobierno federal, como el controversial programa 287 (g), que autorizaba a la policía indagar por el estatus legal de una persona, sin dejar de mencionar que en los últimos años se ha realizado la mayor cantidad de deportaciones.
En este contexto se jugó otra elección presidencial y el pasado 6 de noviembre no solo se consagró Barack Obama para un segundo mandato sino también la comunidad hispana alcanzó fuerte protagonismo al respaldar fuertemente al candidato demócrata, a pesar que no cumplió con su promesa de otorgar una reforma migratoria durante su primer periodo.
Estas circunstancias provocaron un vuelco en la manera cómo se debate el tema de la reforma migratoria para sacar de las sombras a 11 millones de indocumentados.
Los demócratas comprometidos con la comunidad se abrazan ahora con los republicanos que tuvieron que bajar de tono su retórica antiinmigrante y salir con un rostro fresco que renueve y ofrezca un apoyo mesurado, pero efectivo a la reforma migratoria.
Pero no sólo son los políticos los que piensan diferente, sino también el público en general, que según las encuestas aprueban arreglar lo que no funciona e incluso están de acuerdo, en gran mayoría, que una reforma migratoria integral contenga un camino a la ciudadanía bajo una serie de requisitos, claro está, y es entendible.
Los medios tampoco han permanecido inmunes. Ahora hasta la forma de hablar y escribir está cambiando. Hace unas semanas diarios influyentes como el New York Times y la agencia de noticias AP decidieron no emplear la palabra “ilegal” al referirse a la condición migratoria de un inmigrante.
Este martes el New York Times aceptó también sacar de su léxico el término “inmigrante ilegal” por considerar que es discriminatorio y ofensivo a la par que presentó en su manual de estilo una serie de términos alternativos que se deben usar al momento de reportar una noticia.
"Sin tomar posiciones o usar eufemismos, se deben considerar alternativas, cuando sea apropiado, para explicar las circunstancias específicas de la persona en cuestión, o enfocarse en acciones: 'que cruzó la frontera ilegalmente', 'que se quedó en el país tras expirar su visado', 'quien no está autorizado para trabajar en este país''', agrega ahora el manual de estilo, considerado una guía para los periodistas.
Esta nueva imagen adquirida del inmigrante sin estatus migratorio en EE.UU. reafirma la nueva corriente de que para millones de indocumentados que viven en la sombra “el momento es ahora”.