La nueva ronda de audiencias preparatorias en el juicio contra los cinco acusados por los atentados del 11 de septiembre de 2001, registró demoras por la ausencia de dos de los detenidos. Problemas de salud entorpecen la vista judicial.
Jalid Sheij Mohamed, quien se autoproclama como el 'cerebro' de los atentados del 11S fue llevado a la sala de audiencias en la Corte Marcial de Guantánamo con sus cómplices Walid bin Attash, Ramzi bin al Shibh. No se presentaron Mustafa al Hawsawi y Ammar al Baluchi.
Sheij Mohamed, lucía su larga barba teñida de rojo y un turbante, y Walid bin Attash, Ramzi bin al Shibh, tenía la cabeza cubierta.
El juez de la corte marcial de Guantánamo, el coronel James Pohl, envió a un delgado a la propia celda del acusado ausente, trámite que tardó más de una hora. El mensaje recibido fue que Hawsawi "tenía una molestia en una muela y que voluntariamente decidió no venir".
Los acusados llevan más de seis años en la prisión de Guantánamo. Antes, estuvieron cuatro en centros clandestinos de la CIA donde fueron interrogados, ahora enfrentan una posible pena de muerte por el asesinato de más de tres mil personas, fallecidas en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Pensilvania y Washington.
Jalid Sheij Mohamed, quien se autoproclama como el 'cerebro' de los atentados del 11S fue llevado a la sala de audiencias en la Corte Marcial de Guantánamo con sus cómplices Walid bin Attash, Ramzi bin al Shibh. No se presentaron Mustafa al Hawsawi y Ammar al Baluchi.
Sheij Mohamed, lucía su larga barba teñida de rojo y un turbante, y Walid bin Attash, Ramzi bin al Shibh, tenía la cabeza cubierta.
El juez de la corte marcial de Guantánamo, el coronel James Pohl, envió a un delgado a la propia celda del acusado ausente, trámite que tardó más de una hora. El mensaje recibido fue que Hawsawi "tenía una molestia en una muela y que voluntariamente decidió no venir".
Los acusados llevan más de seis años en la prisión de Guantánamo. Antes, estuvieron cuatro en centros clandestinos de la CIA donde fueron interrogados, ahora enfrentan una posible pena de muerte por el asesinato de más de tres mil personas, fallecidas en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Pensilvania y Washington.