Estados Unidos importó más pescados y mariscos el año pasado que en cualquier otro momento de su historia, y el déficit comercial del país en el sector está creciendo, según datos del gobierno federal.
Los estadounidenses importaron más de 2.700 millones de kilos (6.000 millones de libras) de pescados y mariscos valorados en más de 21.500 millones de dólares en 2017, de acuerdo con información de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), que supervisa la pesca estadounidense.
El país importó más de 3.600 millones libras valuadas en unos 6.000 millones de dólares.
La creciente brecha ocurre en un momento en que el secretario de Comercio Wilbur Ross, quien dirige la agencia federal que incluye a la NOAA, ha señalado que una de las prioridades del gobierno es reducir el déficit.
Estados Unidos cuenta con un importante sistema pesquero de especies como el salmón del Pacífico, la langosta de Nueva Inglaterra y el abadejo de Alaska, pero importa más del 90% de los pescados y mariscos que consumen sus habitantes.
Ross y otros funcionarios de la pesca estadounidense analizan nuevas estrategias para recortar el déficit, incluida la de aumentar la cría de peces, dijo Jennie Lyons, portavoz de la NOAA.
Estados Unidos comercia pescados y mariscos con países de todo el mundo. Algunos de los que más le compran son Canadá, Chile y China, mientras que a los que más les vende son China, Japón y Corea del Sur, entre otros.
Si bien a los pescadores estadounidenses les encantaría aumentar la pesca comercial, es importante resaltar que lo producido a nivel nacional y lo importado forman parte importante de la cadena de suministro y son el sustento de miles de trabajos estadounidenses, dijo Gavin Gibbons, portavoz del Instituto Nacional de Pesca.
Gibbons agregó que el desequilibrio en la balanza comercial no está causado por falta de peces en aguas estadounidenses, luego de que la NOAA anunció a principios de año que la sobrepesca en el país está en su punto más bajo en la historia.
"Nuestras reservas de peces están siendo explotadas al máximo nivel sostenible. A fin de dar de comer a los estadounidenses, y para suministrar la materia prima a los puestos de trabajo que la requieren, tenemos que importarla", dijo Gibbons.