El presidente Barack Obama abandonó planes para imponer reglas más estrictas para mejorar la calidad del aire en Estados Unidos, diciendo que las normas habrían impuesto regulaciones gravosas a las empresas, cuando la economía del país ya tiene una base inconstante.
Obama ordenó este viernes 2 de septiembre a los reguladores gubernamentales del medioambiente que dejen la implementación de un plan que pronto requeriría que las industrias estadounidenses, estados y comunidades reduzcan sus emisiones de sustancias químicas que producen smog bajo pena de afrontar penalidades federales.
El mandatario dijo que la imposición de las reglas no es necesaria por ahora porque la revisión del estándar de ozono está prevista para 2012.
La decisión de Obama es una victoria significativa para los intereses industriales y corporativos estadounidenses.
Grupos empresariales cabildearon intensamente contra las normas propuestas, señalando que ellas les costarían miles de millones de dólares, y los obligaría a despedir miles de empleados.