El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hablará este martes ante la Asamblea General de la ONU, aunque no se reunirá con ninguno de los más de 120 líderes mundiales que visitan Estados Unidos para esa cita.
Los debates de la 67 Asamblea General de la ONU serán inaugurados por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, tras lo cual intervendrán la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, y el mandatario estadounidense, que serán los primeros líderes en dirigirse a la Asamblea.
Contrario a lo que han hecho otros mandatarios, que han aprovechado la reunión para sostener reuniones bilaterales con otros colegas, hacer presentaciones en universidades y otros foros, algunos quedándose en Nueva York toda la semana, Obama ha dejado pocas dudas sobre sus prioridades inmediatas: la reñida campaña política en la que se encuentra.
Es la primera vez en 20 años que el presidente de Estados Unidos no se reúne con nadie en Naciones Unidas, tarea que ha quedado en manos de su secretaria de Estado, Hillary Clinton. El presidente sólo estará en Nueva York 24 horas y el principal evento en el que ha participado ha sido una aparición pre-grabada en el programa “The View”, que se transmitirá el martes.
El candidato republicano Mitt Romney aprovechó la oportunidad para recordar que “este es momento para darle forma a los eventos en el Medio Oriente, y no para quedar a merced de ellos”.
Pero el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que las reuniones con otros mandatarios se dan todos los días por teléfono, y que no era necesario que conversaran personalmente.
En su discurso Obama buscará convencer a los votantes estadounidenses y a los líderes mundiales de que pueden contar con él para manejar los nuevos desafíos globales.
Se espera que Obama hable con firmeza sobre el desafío nuclear que plantea Irán, que critique los esfuerzos del presidente sirio Bashar al-Assad por aplastar un levantamiento de 18 meses y que reflexione acerca de una reciente erupción de violentas protestas anti-estadounidenses en países musulmanes, dijeron asesores.
Pero no se espera que ofrezca nuevas soluciones a los problemas que han arrojado una sombra sobre la reunión de esta semana en la Asamblea General de la ONU y que ahora amenazan con socavar un historial de política exterior que sus colaboradores esperan sea inmune a los ataques de los republicanos.
Los debates de la 67 Asamblea General de la ONU serán inaugurados por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, tras lo cual intervendrán la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, y el mandatario estadounidense, que serán los primeros líderes en dirigirse a la Asamblea.
Contrario a lo que han hecho otros mandatarios, que han aprovechado la reunión para sostener reuniones bilaterales con otros colegas, hacer presentaciones en universidades y otros foros, algunos quedándose en Nueva York toda la semana, Obama ha dejado pocas dudas sobre sus prioridades inmediatas: la reñida campaña política en la que se encuentra.
Es la primera vez en 20 años que el presidente de Estados Unidos no se reúne con nadie en Naciones Unidas, tarea que ha quedado en manos de su secretaria de Estado, Hillary Clinton. El presidente sólo estará en Nueva York 24 horas y el principal evento en el que ha participado ha sido una aparición pre-grabada en el programa “The View”, que se transmitirá el martes.
El candidato republicano Mitt Romney aprovechó la oportunidad para recordar que “este es momento para darle forma a los eventos en el Medio Oriente, y no para quedar a merced de ellos”.
Pero el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que las reuniones con otros mandatarios se dan todos los días por teléfono, y que no era necesario que conversaran personalmente.
En su discurso Obama buscará convencer a los votantes estadounidenses y a los líderes mundiales de que pueden contar con él para manejar los nuevos desafíos globales.
Se espera que Obama hable con firmeza sobre el desafío nuclear que plantea Irán, que critique los esfuerzos del presidente sirio Bashar al-Assad por aplastar un levantamiento de 18 meses y que reflexione acerca de una reciente erupción de violentas protestas anti-estadounidenses en países musulmanes, dijeron asesores.
Pero no se espera que ofrezca nuevas soluciones a los problemas que han arrojado una sombra sobre la reunión de esta semana en la Asamblea General de la ONU y que ahora amenazan con socavar un historial de política exterior que sus colaboradores esperan sea inmune a los ataques de los republicanos.