El Congreso de Estados Unidos está avanzando en una legislación para abordar la competencia con China, que ahora deberá ser reconciliada entre ambas cámaras para emitir una versión final que sea convertida en ley por el presidente Joe Biden.
La Ley de Competencia Americana fue aprobada el lunes en el Senado con una votación de 68-28, mientras que la Cámara de Representantes votó a favor de una versión muy diferente en febrero con un margen de 222-210.
La Casa Blanca aplaudió el progreso de la legislación en un comunicado en que dijo que “hay claro respaldo bipartidista para el tipo de inversiones impulsado por el presidente, como aumentar las manufacturas domésticas, apoyar a nuestros innovadores y ayudarlos a llevar sus ideas desde el laboratorio a la sala de producción, y abordar los embotellamientos de la cadena de suministro como los semiconductores que están elevando los precios a la clase media”.
El proyecto multimillonario incluye asuntos de cadena de suministros y desarrollo para reducir la dependencia en productos fabricados en China, con asignaciones para la manufactura en EE. UU. de semiconductores, electrónica crucial, componentes de automóviles y otros dispositivos de defensa.
También aborda temas de derechos humanos y democracia al suministrar a Taiwán financiamiento para intercambios culturales, reconocer a Taiwán como parte de la estrategia de EE. UU. en la región Indo-Pacífico y poner fin a una prohibición de izar la bandera taiwanesa durante visitas oficiales a Estados Unidos.
El presidente de la Comisión de Inteligencia del Senado, Mark Warner, dijo por Twitter el martes que “la aprobación de la ley … implica tomar acciones reales para abordar la inflación a largo plazo y hacer inversiones directas en los fabricantes estadounidenses”.
El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, expresó que el proceso de reconciliar las versiones del Senado y la Cámara Baja comenzarían para el fin de esta semana.
“Creo que este proyecto quedará como uno de los pasos más importantes que puede tomar el Congreso para la creación de más empleos en EE. UU., reparar nuestras cadenas de suministros y reabastecer otra generación de inventiva estadounidense que fortalecerá nuestra economía por un tiempo muy largo”, dijo Schumer en el Senado el martes.
Reservas de republicanos
Aunque el proyecto tiene algún respaldo bipartidista, el senador republicano Marco Rubio, miembro de los comités de Relaciones Exteriores e Inteligencia del Senado, dijo que se queda corto.
En un discurso sobre la amenaza de China Comunista en el centro de estudios conservador Heritage Foundation, Rubio expresó que hace falta hacer más, porque no protege lo suficiente a los proyectos industriales y de investigación pagados por los contribuyentes.
Rubio argumentó que el problema no tendrá solución hasta que China no pueda cabildear más con las compañías estadounidenses para proteger sus intereses, y dijo que un proyecto suyo que bloquea las importaciones de productos fabricados con trabajo esclavo ha chocado con la oposición de las compañías estadounidenses.
"Están más interesadas en aplacar al Partido Comunista Chino y a Xi Jinping porque eso les permite maximizar sus ganancias … en lugar de hacer lo moralmente correcto y bueno para el país”, agregó.
En China, el portavoz de la Cancillería Wang Wenbin dijo a los reporteros que “el proyecto desconoce los hechos, exagera la teoría de la amenaza china, promueve la competencia estratégica con China y está lleno de pensamiento de la Guerra Fría, que choca con el deseo común en China y Estados Unidos de fortalecer los intercambios y la cooperación”.
“China se opone a esto y defenderá firmemente sus propios intereses”, declaró el portavoz.
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