Una salvadoreña que está solicitando asilo en Estados Unidos podrá salir de un centro de detención para buscar tratamiento para un tumor cerebral, luego que un juez de inmigración aprobó el jueves su pedido de fianza y sus familiares pagaran este aval.
La familia de Sara Beltrán Hernández en Nueva York pagó la fianza de 15.000 dólares tras una audiencia en Dallas. La inmigrante saldrá en libertad al final del día del Centro de Detención Prairieland en Alvarado, al sur de Fort Worth, dijo un miembro de Amnistía Internacional.
"Ella va a recibir tratamiento médico, ojalá en Nueva York. Tal vez la examinen aquí primero para asegurarse de que está bien para viajar. Luego será tratada allá", dijo la abogada de Beltrán, Fatma Marouf, después de la audiencia.
Beltrán ha estado pidiendo asilo en Estados Unidos durante casi año y medio, y alega que no puede regresar a El Salvador porque corre el riesgo de ser víctima de violencia doméstica y debido a amenazas de violencia hechas específicamente contra su familia por pandilleros.
La centroamericana tiene dos hijos pequeños en su país, a los que se les permitiría reunirse con su madre si es que le dan asilo.
El 10 de febrero, abogados dijeron que Beltrán se desmayó mientras hablaba con otro detenido. Los agentes de inmigración la llevaron a un hospital del área de Fort Worth, donde se le diagnosticó cáncer cerebral y donde estuvo internada por casi dos semanas.
Sus abogados han dicho que tuvieron problemas para visitarla y para hablar con ella por teléfono. Funcionarios del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas han dicho que ella pudo hablar con su familia y su abogado mientras estuvo en el hospital.
Marouf dijo que un especialista confirmó el lunes que Beltrán tiene un tumor grande en la glándula pituitaria. Agregó que se determinó que no era canceroso y no necesitaba ser extirpado inmediatamente.
La abogada dijo que el doctor recomendó que la mujer siga bajo monitoreo porque el tumor había sangrado y que regresara para que le hicieran tomografías cada seis semanas. Marouf y otros abogados dijeron que estaban preocupados porque no se estaba realizando el debido nivel de monitoreo en la instalación médica del centro de detención.
"Creo que ella está tratando de absorber todo. Creo que ella va rebosar de alegría al estar con su familia de nuevo. Ella realmente llora porque extraña mucho a su familia", puntualizó la abogada.