El presidente Donald Trump ordenará la revisión de la base manufacturera de Estados Unidos y las cadenas de suministro del país basándose posibles riesgos de seguridad nacional.
Peter Navarro, asesor de política comercial e industrial de la Casa Blanca, informó que el presidente firmará una orden ejecutiva este viernes para que el Departamento de Defensa inicie una revisión de 270 días.
En abril, el presidente Trump ordenó al Departamento de Comercio investigar las importaciones de acero, basándose en una poco conocida cláusula de la Ley de Expansión Comercial de 1962, llamada Sección 232, la cual permite al Ejecutivo restringir las importaciones o aplicar aranceles al acero por razones de seguridad nacional.
El Pentágono necesita aluminio y acero de alta calidad para hacer productos como cascos y tanques para el combustible de cohetes, aviones de combate y portaaviones, pero el Presidente afirma que los malos acuerdos comerciales firmados por gobiernos anteriores han hecho posible que ciertos países inunden el mercado estadounidense con productos de menor calidad y menor precio.
La idea de las revisiones es buscar si es posible cambiar el comercio global sin tener que negociar nuevos acuerdos con otros países, dice The Associated Press.
Funcionarios del gobierno de Donald Trump, no identificados por AP, dicen que el país no tiene compañías que puedan producir paneles lisos, reparar propulsores de submarinos o imprimir circuitos electrónicos, en caso de una guerra.
Navarro dice que las posibles vulnerabilidades son resultado del cierre de fábricas desde 2001.
Varias industrias y expertos dicen que cualquier acción como las que el Presidente está considerando bajo el pretexto de riesgos a la seguridad nacional podría llevar a medidas retaliatorias por parte de otros países y terminaría perjudicando a Estados Unidos. El sitio web The Atlantic, destaca algunos en un artículo sobre el tema.
"Inevitablemente, la imposición de aranceles más altos o de otras restricciones a las importaciones de acero a los Estados Unidos sólo aumentaría la diferencia de precios existente porque incrementaría el precio del acero estadounidense y, por tanto, el costo de los vehículos construidos en Estados Unidos", dijeron en una carta al Departamento de Comercio los fabricantes de automóviles de Detroit.
"Aranceles adicionales al acero dañarán la economía de los Estados Unidos", dijeron en una carta abierta a Trump el ex presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke y el premio Nobel Joseph Stiglitz, entre otros. "Los aranceles aumentarían los costos para los fabricantes, reducirían el empleo en la manufactura y aumentarían los precios para los consumidores", destacaron.
Expertos de la industria y economistas concuerdan en que Estados Unidos enfrenta competencia desleal y precios bajos artificiales que han hecho daño a la industria de acero del país, pero creen que el uso de la Sección 232 para lograr un objetivo que no es de seguridad sería una mala aplicación de una política diseñada para emergencias verdaderas y una violación de las normas y el derecho comercial.
"Podría levantar barreras que no cumplen con las normas legales internacionales de la Organización Mundial del Comercio, llevando a disputas en la OMC y a represalias de los socios comerciales ", sostiene Chad P. Bown, del Peterson Institute of International Economics, un grupo de expertos con sede en Washington.
Un considerable grupo de asociaciones del sector agrícola también escribió al Departamento de Comercio pidiendo reconsiderar la idea. Los productores expresaron preocupación por los precios de importación y exportación y las posibles represalias de otras naciones. "El potencial de represalias de los socios comerciales es muy real" advirtieron.
Expertos en comercio señalan que Trump sólo quiere cumplir lo que ha prometido desde la campaña para ayudar a las industrias que percibe como injustamente afectadas. Reconociendo esta posición, Harry Moser, fundador de la Reshoring Initiative, un grupo que promueve la producción nacional, dijo a The Atlantic que el Presidente puede ayudar más a los fabricantes con acciones que ya está poniendo en práctica.
"Tiene su programa para volver a competir en los Estados Unidos", dijo Moser. "Las cosas que él quiere hacer son en su mayoría las cosas correctas: menores tasas de impuestos corporativos, menos regulaciones, algún tipo de ajuste a la frontera o el impuesto al valor agregado, que ayudaría mucho, y ha comenzado a mostrar interés por la mano de obra calificada ".
El presidente George W. Bush aumentó en un 30 por ciento los aranceles a las importaciones de acero, lo que hizo que los precios del acero nacional subieran notablemente. Al mismo tiempo eso llevó a que 200.000 personas perdieran sus empleos, segun análisis. Una cifra mayor al número de trabajadores de la industria acerera. Todos los estados perdieron trabajos, pero especialmente Ohio, Michigan y Pennsylvania.