El presidente de EE.UU., Barack Obama, emprendió este martes esfuerzos de último momento en busca de obligar a los republicanos a un acuerdo para evitar que los impuestos les suban a todos los estadounidenses a partir del 1ro. de enero entrante.
Mientras las negociaciones para hallar consenso prosiguen en el Congreso, Obama ha iniciado una campaña pública cuya agenda incluye una reunión con más de una docena de dueños de pequeños negocios.
Mañana miércoles, el presidente tiene previsto conversar en la Casa Blanca con partidarios suyos que forman parte de la clase media y a quienes afectaría grandemente una subida en los impuestos que pagan al fisco.
Durante la jornada se reunirá también con ejecutivos de grandes compañías, y el viernes visitará una fábrica de juguetes en Pennsylvania. Según The Washington Post, Obama pidió al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, que encabece las negociaciones con los líderes republicanos.
Además de estos esfuerzos, también dijo que el presidente aboga por una nueva ronda de estímulo económico y ha propuesto más de $25 mil millones en alivios tributarios a las empresas para que contraten a más empleados o les paguen más altos salarios.
En Washington, este martes el líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, criticó la campaña en busca de apoyo popular iniciada por la Casa Blanca y dijo que en vez de eso el presidente debería presionar a los legisladores de su propio partido (demócratas) a ponerse de acuerdo con los republicanos.
Obama ha redoblado las presiones sobre los republicanos para que cedan en materia tributaria y también en cuanto a los gastos federales que se destinan a programas sociales y que el presidente no desea reducir.
Con todo, el legislador Richard J.Durbin, segundo en jerarquía entre los demócratas del Senado, advirtió que en las negociaciones para evitar el “abismo fiscal” no deben ser incluidos cambios en la Seguridad Social ni en el Medicare (seguro de salud pública para los mayores de 65 años).
Mientras las negociaciones para hallar consenso prosiguen en el Congreso, Obama ha iniciado una campaña pública cuya agenda incluye una reunión con más de una docena de dueños de pequeños negocios.
Mañana miércoles, el presidente tiene previsto conversar en la Casa Blanca con partidarios suyos que forman parte de la clase media y a quienes afectaría grandemente una subida en los impuestos que pagan al fisco.
Durante la jornada se reunirá también con ejecutivos de grandes compañías, y el viernes visitará una fábrica de juguetes en Pennsylvania. Según The Washington Post, Obama pidió al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, que encabece las negociaciones con los líderes republicanos.
Además de estos esfuerzos, también dijo que el presidente aboga por una nueva ronda de estímulo económico y ha propuesto más de $25 mil millones en alivios tributarios a las empresas para que contraten a más empleados o les paguen más altos salarios.
En Washington, este martes el líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, criticó la campaña en busca de apoyo popular iniciada por la Casa Blanca y dijo que en vez de eso el presidente debería presionar a los legisladores de su propio partido (demócratas) a ponerse de acuerdo con los republicanos.
Obama ha redoblado las presiones sobre los republicanos para que cedan en materia tributaria y también en cuanto a los gastos federales que se destinan a programas sociales y que el presidente no desea reducir.
Con todo, el legislador Richard J.Durbin, segundo en jerarquía entre los demócratas del Senado, advirtió que en las negociaciones para evitar el “abismo fiscal” no deben ser incluidos cambios en la Seguridad Social ni en el Medicare (seguro de salud pública para los mayores de 65 años).