Decenas de activistas protestaron en una sentada frente a las oficinas del congresista republicano Mario Díaz-Balart, en Miami, para exigir la rápida aprobación de una reforma inmigratoria.
El Senado estadounidense, dominado por los demócratas, ya aprobó en junio una propuesta de reforma pero la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, no. Díaz Balart es uno de los pocos republicanos que sigue involucrado en las gestiones para llegar a un acuerdo.
Frida Ulloa, estudiante universitaria de 24 años cuya madre y hermano son ciudadanos estadounidenses, ha vivido en EE.UU. una década, pero bajo las actuales leyes ella no ha podido obtener la residencia permanente.
Debido a que su madre se hizo ciudadana poco después de que Ulloa cumplió 21 años, a la joven ya no se le considera en la vía rápida de naturalización para menores de edad, y naturalizarse muy probablemente le tomaría años.
La joven, de origen peruano, dijo que por eso se sumó a un puñado de activistas que planeaban ayunar durante cinco días frente a las oficinas del legislador, tanto para presionarlo como para llamar la atención del público sobre más de mil deportaciones que ocurren a diario.
Los activistas están llamando la atención de Díaz-Balart porque hasta ahora la propuesta no ha avanzado en la Cámara de Representantes y el congresista ha apoyado desde hace tiempo una reforma.
El Senado estadounidense, dominado por los demócratas, ya aprobó en junio una propuesta de reforma pero la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, no. Díaz Balart es uno de los pocos republicanos que sigue involucrado en las gestiones para llegar a un acuerdo.
Frida Ulloa, estudiante universitaria de 24 años cuya madre y hermano son ciudadanos estadounidenses, ha vivido en EE.UU. una década, pero bajo las actuales leyes ella no ha podido obtener la residencia permanente.
Debido a que su madre se hizo ciudadana poco después de que Ulloa cumplió 21 años, a la joven ya no se le considera en la vía rápida de naturalización para menores de edad, y naturalizarse muy probablemente le tomaría años.
La joven, de origen peruano, dijo que por eso se sumó a un puñado de activistas que planeaban ayunar durante cinco días frente a las oficinas del legislador, tanto para presionarlo como para llamar la atención del público sobre más de mil deportaciones que ocurren a diario.
Los activistas están llamando la atención de Díaz-Balart porque hasta ahora la propuesta no ha avanzado en la Cámara de Representantes y el congresista ha apoyado desde hace tiempo una reforma.