La secretaria de Estado, Hillary Clinton, visitó este sábado la zona al norte del círculo polar ártico e instó a la cooperación mundial en una región que podría convertirse en foco de disputas debido a su riqueza en recursos naturales.
En un viaje a la ciudad de Tromson, en el norte de Noruega, Clinton abogó por el trabajo conjunto de todas las naciones en los últimos sitios inexplorados del planeta, con grandes depósitos de hidrocarburos y minerales.
El interés en la zona ha crecido después de que el acelerado calentamiento de los cascos glaciales ha abierto nuevas rutas a la navegación, reservas pesqueras y oportunidades de exploración petrolera.
Durante la época más templada del año pasado, nada más que una quinta parte del Ártico estaba cubierta de hielo, y sólo una porción de éste llevaba congelado más de dos años que es cuando es más difícil de atravesar por barcos rompehielos.
Las nuevas rutas navieras a través del Ártico, al menos durante los meses de verano, permiten a los barcos cubrir el trayecto entre Europa y China 40 veces más rápidamente que cuando lo hacen por el Mediterráneo y el Canal de Suez hasta el océano Índico.
Un pasaje a través de Groenlandia y Canadá hace posible además acelerar la transportación marítima entre el puerto europeo de Rotterdam y California, en EE.UU.
A fin de aprovechar con seguridad tales riquezas, EE.UU. y otros países cercanos al Polo Norte tratan de colaborar para combatir los cambios climáticos, solucionar disputas territoriales y prevenir además potenciales derrames de pozos petroleros.
Tras un viaje a dos horas en barco hasta Balsfjord, donde se reunió con investigadores árticos, Clinton dijo que el compromiso de EE.UU. “es promover el manejo responsable de recursos y hacer todo lo que se pueda para prevenir y mitigar los efectos del cambio climático”.
Expertos consideran que el panorama es más alentador que hace cinco años cuando Rusia alardeó de su supremacía en el Ártico y su derecho a las reservas de crudo en la zona, estimadas en $9 billones de dólares, y colocó una bandera de titanio en el lecho marino.
La posición de Moscú no fue compartida por EE.UU, Dinamarca, Noruega y Canadá, y Rusia moderó luego sus tensiones al prometer que de alguna manera daría curso a cualquier reclamo a través de Naciones Unidas.
Estados Unidos está por ratificar aún un tratado sobre Ley del Mar suscrito en 1982 por 160 naciones y que regula el uso de los océanos en materia militar, de transporte y en cuanto a la extracción de minerales.
Recientemente, Clinton defendió en una audiencia del Senado en Washington la ratificación del tratado, que daría a EE.UU. derechos para la explotación de crudo y gas en una extensión de alrededor de 600 millas dentro del Ártico.
En un viaje a la ciudad de Tromson, en el norte de Noruega, Clinton abogó por el trabajo conjunto de todas las naciones en los últimos sitios inexplorados del planeta, con grandes depósitos de hidrocarburos y minerales.
El interés en la zona ha crecido después de que el acelerado calentamiento de los cascos glaciales ha abierto nuevas rutas a la navegación, reservas pesqueras y oportunidades de exploración petrolera.
Durante la época más templada del año pasado, nada más que una quinta parte del Ártico estaba cubierta de hielo, y sólo una porción de éste llevaba congelado más de dos años que es cuando es más difícil de atravesar por barcos rompehielos.
Las nuevas rutas navieras a través del Ártico, al menos durante los meses de verano, permiten a los barcos cubrir el trayecto entre Europa y China 40 veces más rápidamente que cuando lo hacen por el Mediterráneo y el Canal de Suez hasta el océano Índico.
Un pasaje a través de Groenlandia y Canadá hace posible además acelerar la transportación marítima entre el puerto europeo de Rotterdam y California, en EE.UU.
A fin de aprovechar con seguridad tales riquezas, EE.UU. y otros países cercanos al Polo Norte tratan de colaborar para combatir los cambios climáticos, solucionar disputas territoriales y prevenir además potenciales derrames de pozos petroleros.
Tras un viaje a dos horas en barco hasta Balsfjord, donde se reunió con investigadores árticos, Clinton dijo que el compromiso de EE.UU. “es promover el manejo responsable de recursos y hacer todo lo que se pueda para prevenir y mitigar los efectos del cambio climático”.
Expertos consideran que el panorama es más alentador que hace cinco años cuando Rusia alardeó de su supremacía en el Ártico y su derecho a las reservas de crudo en la zona, estimadas en $9 billones de dólares, y colocó una bandera de titanio en el lecho marino.
La posición de Moscú no fue compartida por EE.UU, Dinamarca, Noruega y Canadá, y Rusia moderó luego sus tensiones al prometer que de alguna manera daría curso a cualquier reclamo a través de Naciones Unidas.
Estados Unidos está por ratificar aún un tratado sobre Ley del Mar suscrito en 1982 por 160 naciones y que regula el uso de los océanos en materia militar, de transporte y en cuanto a la extracción de minerales.
Recientemente, Clinton defendió en una audiencia del Senado en Washington la ratificación del tratado, que daría a EE.UU. derechos para la explotación de crudo y gas en una extensión de alrededor de 600 millas dentro del Ártico.