Un escándalo de sobornos en la marina de guerra de EE.UU. por los cuales el Pentágono tuvo que pagar millones de dólares en exceso en visitas de sus buques a puertos de Asia comienza a ventilarse esta semana en las cortes estadounidenses.
En la causa están implicados dos hombres de negocio radicados en Singapur, un comandante y un investigador de la armada estadounidense, en un caso que además de sorpresa ha levantado sospechas sobre fisuras en la seguridad militar.
El comandante Michael Misiewicz, el investigador John Beliveau, y los contratistas de defensa Leonard Francis y Alex Wisidigama se declararon inocentes pero todos enfrentan cargos por conspiración para cometer sobornos.
De acuerdo con la fiscalía, la compañía Glenn Defense Marine Asia, dirigida por un tal Francis y con sede en Singapur, proporcionó a los hombres de la armada prostitutas, viajes de lujo y entradas para espectáculos.
A cambio, el oficial Misiewicz habría enviado a buques de la marina de guerra mayormente con base en Japón a puertos en Indonesia, Malasia y Tailandia en visitas sin la debida supervisión.
Según los fiscales, la firma de Singapur cobró millones de dólares en exceso a la armada mediante facturas fraudulentas y tarifas infladas por darles a los barcos servicios de comida, combustible y limpieza de desechos, entre otros.
En la causa están implicados dos hombres de negocio radicados en Singapur, un comandante y un investigador de la armada estadounidense, en un caso que además de sorpresa ha levantado sospechas sobre fisuras en la seguridad militar.
El comandante Michael Misiewicz, el investigador John Beliveau, y los contratistas de defensa Leonard Francis y Alex Wisidigama se declararon inocentes pero todos enfrentan cargos por conspiración para cometer sobornos.
De acuerdo con la fiscalía, la compañía Glenn Defense Marine Asia, dirigida por un tal Francis y con sede en Singapur, proporcionó a los hombres de la armada prostitutas, viajes de lujo y entradas para espectáculos.
A cambio, el oficial Misiewicz habría enviado a buques de la marina de guerra mayormente con base en Japón a puertos en Indonesia, Malasia y Tailandia en visitas sin la debida supervisión.
Según los fiscales, la firma de Singapur cobró millones de dólares en exceso a la armada mediante facturas fraudulentas y tarifas infladas por darles a los barcos servicios de comida, combustible y limpieza de desechos, entre otros.