El jefe del Estado Mayor conjunto de las fuerzas armadas de EE.UU., General Martin Dempsey, expuso en una carta al Congreso cinco opciones para una potencial intervención estadounidense en Siria, pero advirtió del costo y las consecuencias de tal decisión.
Las opciones incluyen impartir entrenamiento a las fuerzas de la oposición y también buscar destruir los arsenales de armas químicas en poder del régimen de Bashar al Assad. Sin embargo, dijo que a pesar de ejercer más presión sobre el gobierno, las medidas podrían desencadenar efectos no deseados.
Entre éstos citó el fortalecimiento de grupos extremistas islámicos y la pérdida de control sobre las propias armas químicas que se busca poner a resguardo. Hasta ahora EE.UU. no ha dicho tener planes militares contra el régimen de Damasco y se ha limitado a ofrecer ayuda humanitaria al país.
Dempsey citó entre las opciones de fuerza el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Siria, pero alertó que esto requeriría de cientos de aviones a un costo de unos mil millones de dólares por mes, y dijo que su impacto sería limitado porque las fuerzas sirias seguirían atacando con morteros y misiles.
También mencionó la adopción de “zonas de reserva” posiblemente en las vecinas Turquía y Jordania que se pudiesen emplear para proporcionar ayuda humanitaria y adiestramiento a fuerzas de la oposición, lo que de todas maneras exigiría tener una zona de exclusión aérea, y miles de tropas en el terreno a un costo mayor de $1.000 millones de dólares mensuales.
La quinta opción implicaría llevar a cabo ataques aéreos para debilitar al ejército sirio, lo que requeriría utilizar cientos de aviones y barcos a un costo de miles de millones de dólares. En adición, el General dijo que una vez emprendida una acción militar EE.UU. debe prepararse para involucrarse cada vez más, algo que sería “difícil de evitar”.
Las opciones incluyen impartir entrenamiento a las fuerzas de la oposición y también buscar destruir los arsenales de armas químicas en poder del régimen de Bashar al Assad. Sin embargo, dijo que a pesar de ejercer más presión sobre el gobierno, las medidas podrían desencadenar efectos no deseados.
Entre éstos citó el fortalecimiento de grupos extremistas islámicos y la pérdida de control sobre las propias armas químicas que se busca poner a resguardo. Hasta ahora EE.UU. no ha dicho tener planes militares contra el régimen de Damasco y se ha limitado a ofrecer ayuda humanitaria al país.
Dempsey citó entre las opciones de fuerza el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Siria, pero alertó que esto requeriría de cientos de aviones a un costo de unos mil millones de dólares por mes, y dijo que su impacto sería limitado porque las fuerzas sirias seguirían atacando con morteros y misiles.
También mencionó la adopción de “zonas de reserva” posiblemente en las vecinas Turquía y Jordania que se pudiesen emplear para proporcionar ayuda humanitaria y adiestramiento a fuerzas de la oposición, lo que de todas maneras exigiría tener una zona de exclusión aérea, y miles de tropas en el terreno a un costo mayor de $1.000 millones de dólares mensuales.
La quinta opción implicaría llevar a cabo ataques aéreos para debilitar al ejército sirio, lo que requeriría utilizar cientos de aviones y barcos a un costo de miles de millones de dólares. En adición, el General dijo que una vez emprendida una acción militar EE.UU. debe prepararse para involucrarse cada vez más, algo que sería “difícil de evitar”.