El nueve de noviembre del 2009, el mundo se detuvo por un momento a reflexionar sobre el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín.
Más de 100,000 personas salieron a las calles para festejar el aniversario de “Mauerfall” (la caída del Muro de Berlín), que también dio lugar a la celebración de un evento que guió a la caída de la Cortina de Hierro, y como consecuencia al final de la Guerra Fría.
Mandatarios de todo el mundo, incluyendo a la secretaria de estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, al presidente francés Nicolas Sarkozy y el presidente de Rusia Dmitrij Medwedew, asistieron al evento y ofrecieron discursos en nombre de sus países.
Pero las ovaciones más grandes se las llevó Mikhail Gorbachev, primer secretario general de la URSS, especialmente querido por alemanes del Este y cuyas políticas de Glasnot y la Perestroika jugaron un rol importante en motivar a los alemanes orientales, así como a toda Europa Oriental, para exigir su libertad.
Sin embargo, como hace 20 años, fue la gente de Berlín, que saturaron las calles y bailaron de alegría, algunos con lagrimas en los ojos, quienes fueron las verdaderas estrellas de la noche. Ellos vinieron de Alemania, Europa y alrededor del mundo a celebrar la libertad.
“La caída del Muro de Berlín simboliza el fin del imperio soviético, un régimen que influenció no solo a Alemania, si no a muchos lugares de Europa Oriental y en todo el mundo. En 1988 los Soviets dejaron mi país Afganistán y como resultado, su reputación como el ‘ejército rojo invencible’ se terminó”, expresó Sadam Samid, un estudiante afgano que vive en Alemania.
En 1991 la Unión Soviética colapsó y la Guerra Fría finalmente había terminado.
Regresando a Berlín, el cantante Bon Jovi hechizó a la ciudad con la interpretación en vivo de “We Weren’t Born to Follow” y Placido Domingo hizo una aparición sorpresa cantando un clásico alemán “Das ist die Berliner Luft” donde más de 500 piezas gigantes de dominó cayeron del Potsdamer Platz hacia Brandeburg Tor como símbolo de la caída del Muro de Berlín.
“Hoy celebramos nuestra libertad, pero mañana tenemos la obligación de asegurarnos que otros muros en el mundo, por ejemplo los de Corea y Cyprus, también caigan”, apuntó un hombre alemán.