Millares de peregrinos saludan el paso del Papa Francisco que ya recorre las calles de Río de Janeiro entre victores y cantos de alegría por la llegada del Pontífice católico.
La presencia de público en las inmediaciones de la Catedral de Río de Janeiro y la avenida Chile es multitudinaria y el vehículo en el que viajó del aeropuerto a la ciudad fue detenido por los millares de peregrinos que querían saludarlo, sin que se produjeran incidentes.
La ceremonia de bienvenida se celebra en la sede del gobierno de la ciudad, el Palacio Guanabara, hasta donde el Papa Francisco se desplaza desde el aeropuerto en su nuevo Papamóvil, el vehículo blanco descapotable que ya utilizó en la Plaza de San Pedro y durante su visita en la isla italiana de Lampedusa.
Recibido por Dilma Rousseff
El avión que transporta al Papa Francisco arribó a la base aérea de el Galeão/Antonio Carlos Jobim, de Rio de Janerio, Brasil 15 minutos antes de las 4 de la tarde hora local (2:45PM hora del este de Estados Unidos).
El Santo Padre fue recibido por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff; el arzobispo de São Sebastião do Rio de Janeiro, monseñor Orani João Tempesta; el arzobispo de Aparecida y presidente de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), cardenal Raymundo Damasceno Assis; el gobernador del Estado de Rio de Janeiro, Sérgio Cabral; y el alcalde de Rio, Eduardo Paes.
Durante el vuelo, el Papa Francisco habló con los 70 periodistas que lo acompañan y dijo que se dirigía a Brasil muy preocupado por la cantidad de jóvenes que no tienen trabajo.
Su Santidad dijo que si bien se debe evitar "aislar a los jóvenes", también se debe condenar "la cultura del rechazo a los ancianos". "Un pueblo sale adelante con los dos (jóvenes y ancianos). Las personas ancianas tienen la sabiduría, la historia, la patria, la familia. Todos los necesitamos", agregó.
Miles de peregrinos esperan la llegada del primer Papa latinoamericano, quien lleva a cabo su primer viaje internacional desde que se convirtiera en Sumo Pontífice Católico en un país de su continente natal.
Al aeropuerto Fiumicino en Roma, desde donde despegó el Pontífice, acudió el Primer Ministro italiano, Enrico Letta para despedirlo.
La presencia de público en las inmediaciones de la Catedral de Río de Janeiro y la avenida Chile es multitudinaria y el vehículo en el que viajó del aeropuerto a la ciudad fue detenido por los millares de peregrinos que querían saludarlo, sin que se produjeran incidentes.
La ceremonia de bienvenida se celebra en la sede del gobierno de la ciudad, el Palacio Guanabara, hasta donde el Papa Francisco se desplaza desde el aeropuerto en su nuevo Papamóvil, el vehículo blanco descapotable que ya utilizó en la Plaza de San Pedro y durante su visita en la isla italiana de Lampedusa.
Recibido por Dilma Rousseff
El avión que transporta al Papa Francisco arribó a la base aérea de el Galeão/Antonio Carlos Jobim, de Rio de Janerio, Brasil 15 minutos antes de las 4 de la tarde hora local (2:45PM hora del este de Estados Unidos).
El Santo Padre fue recibido por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff; el arzobispo de São Sebastião do Rio de Janeiro, monseñor Orani João Tempesta; el arzobispo de Aparecida y presidente de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), cardenal Raymundo Damasceno Assis; el gobernador del Estado de Rio de Janeiro, Sérgio Cabral; y el alcalde de Rio, Eduardo Paes.
Durante el vuelo, el Papa Francisco habló con los 70 periodistas que lo acompañan y dijo que se dirigía a Brasil muy preocupado por la cantidad de jóvenes que no tienen trabajo.
Su Santidad dijo que si bien se debe evitar "aislar a los jóvenes", también se debe condenar "la cultura del rechazo a los ancianos". "Un pueblo sale adelante con los dos (jóvenes y ancianos). Las personas ancianas tienen la sabiduría, la historia, la patria, la familia. Todos los necesitamos", agregó.
Miles de peregrinos esperan la llegada del primer Papa latinoamericano, quien lleva a cabo su primer viaje internacional desde que se convirtiera en Sumo Pontífice Católico en un país de su continente natal.
Al aeropuerto Fiumicino en Roma, desde donde despegó el Pontífice, acudió el Primer Ministro italiano, Enrico Letta para despedirlo.