Un tribunal salvadoreño condenó el martes a 16 años de prisión a una mujer que formaba parte de una estructura criminal de la a pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) y fue acusada de participar en una red que reclutaba mujeres para obligarlas a casarse y luego asesinar a los esposos para cobrar los seguros de vida.
Magdalena Patricia Lucha Cabrera, que se encontraba prófuga desde 2018 y fue capturada en febrero de 2020 cuando viajaba en un autobús del transporte interdepartamental, fue encontrada culpable de los delitos de trata de personas en modalidad de matrimonio forzada y explotación sexual.
Un tribunal de San Salvador sentenció a la mujer a 16 años de cárcel y a pagar 2.400 dólares por responsabilidad civil.
“El fallo ha sido satisfactorio para la Unidad de fiscal de Trata y Tráfico de Personas, ya que el delito por el cual fue acusada principalmente es el de trata de personas en la modalidad de matrimonio forzado y explotación sexual y se logró acreditar esos delitos”, dijo a los periodistas una de las fiscales del caso.
Los detalles de la sofisticada operación de los pandilleros llegaron a oídos de la justicia gracias a las declaraciones de una de las víctimas, quien logró escapar en 2017 y está bajo resguardo de la Fiscalía General.
En marzo de 2020, un tribunal condenó a penas de entre tres y 20 años de cárcel a siete presuntos miembros de la pandilla Mara Salvatrucha acusados de encabezar o ser parte de la red. Los imputados fueron encontrados culpables de los delitos de trata de personas agravada en modalidad de explotación sexual y matrimonio forzado, como parte de una trama criminal que localmente fue conocida como “Viudas de Negro”.
Entre los condenados destaca la cabecilla de la banda, Esmeralda Aravel Acosta, quien recibió una condenada de 20 años de prisión, 16 por el delito de trata de personas y cuatro por falsedad ideológica.
La fiscal dijo el martes que se logró comprobar que Lucha Cabrera ofreció trabajo a una víctima en casa de Esmeralda Aravel Acosta, donde sufrió explotación sexual y laboral y luego fue obligada a casarse con una persona a la que después asesinaron para cobrar el seguro de vida.
Según las investigaciones, la estructura criminal contrataba a mujeres para realizar trabajos domésticos, pero luego bajo amenaza de muerte las obligaba a casarse con hombres a los que engañaban haciéndoles creer que se estaban casando con una ciudadana de Estados Unidos, lo que les permitiría emigrar a aquel país de manera legal.
Los hombres eran timados para que contrataran un seguro de vida argumentando que era un requisito de las autoridades migratorias para comprobar un compromiso de vida entre los esposos y una garantía económica para la mujer. Días después de la boda, las mujeres eran obligadas a ir a una casa de la Mara Salvatrucha, donde ellas seguían siendo explotadas. Los esposos, por su parte, eran secuestrados y asesinados por separado.
Los matrimonios de las “Viudas de Negro” finalizaban al cabo de un mes o un poco después. A las mujeres se les informaba que sus maridos habían muerto y se les exigía reclamar el cuerpo en la morgue, encargarse de los trámites del sepulcro y pedir a la fiscalía que investigara el crimen. Concluido el papeleo legal, las mandaban a cobrar el seguro del que eran beneficiarias. En todos los casos, las mujeres eran acompañadas por miembros de las pandillas.
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