Decenas de miles de simpatizantes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, convergen el sábado en Tulsa, Oklahoma, donde el mandatario realizará su primer acto de campaña a gran escala desde el cierre de la economía por el coronavirus y las protestas a nivel nacional de la brutalidad policial.
La Corte Suprema de Oklahoma rechazó el viernes una solicitud para exigir que todos los asistentes a la manifestación usen máscaras para evitar la propagación del coronavirus. El tribunal estatal dictaminó que varios residentes locales que hicieron la solicitud no tenían un derecho legal claro para solicitar dicho mandato.
La campaña de Trump ha dicho que los organizadores proporcionarán máscaras y desinfectante de manos a todos los que los quieran en la manifestación. Los organizadores también verificarán la temperatura de todos los asistentes para evitar la propagación del virus. La campaña dice que se está tomando "la seguridad en serio", ya que algunos expertos en salud han advertido que la gran reunión podría promover la propagación de la enfermedad.
Los gerentes del Bank of Oklahoma Center, la arena de usos múltiples bajo techo en Tulsa, donde se realizará la concentración, han pedido a la campaña del presidente un plan escrito de salud y seguridad. Los funcionarios del Centro BOK dijeron que solicitaron el plan porque Tulsa ha experimentado un aumento reciente en los casos de COVID-19.
La arena tiene asientos para 19.000 personas, y la campaña de Trump dice que más de un millón de personas han buscado boletos.
Tulsa Mayor G.T. Bynum dice que se esperan multitudes de 100.000 personas o más en el área.
Los trabajadores de la ciudad de Tulsa erigieron una valla metálica alta el viernes para crear una barricada en torno al sitio del mitin.
Bynum inicialmente ordenó un toque de queda para el área alrededor de la arena debido a los disturbios que siguieron a algunas protestas recientes de brutalidad policial en todo el país. Más tarde, rescindió la orden después de que Trump tuiteó el viernes que habló con el alcalde y que no habría toque de queda.
La oficina del alcalde originalmente dijo que el toque de queda permanecería vigente desde las 10 p.m. del viernes hasta las 6 a.m. del sábado y volvería a estar vigente el sábado por la noche.
Bynum había dicho en la orden de toque de queda: “He recibido información del Departamento de Policía de Tulsa y otras agencias de aplicación de la ley que muestra que las personas de grupos organizados que han estado involucrados en comportamientos destructivos y violentos en otros estados planean viajar a la ciudad de Tulsa con el propósito de causar disturbios dentro y alrededor del mitin”.
El alcalde Bynum no identificó a qué grupos se refería. Trump tuiteó el viernes: “Cualquier manifestante, anarquista, agitador, saqueador o de baja vida que vaya a Oklahoma, por favor, comprenda que no lo tratarán como si hubiera estado en Nueva York, Seattle o Minneapolis. ¡Será una escena muy diferente!".
La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, dijo que Trump se refería a manifestantes violentos, no pacíficos.
Las protestas a nivel nacional estallaron el mes pasado después de la muerte de George Floyd mientras estaba bajo custodia policial en Minnesota. Floyd, que era afroamericano, murió después de que un oficial de policía blanco de Minneapolis sostuvo su rodilla contra el cuello de Floyd durante casi nueve minutos.
El mitin de Tulsa estaba originalmente programado para el viernes, pero se retrasó un día después de las críticas de que se iba a realizar en el día en que de conmemora Juneteenth, 19 de junio, fecha que marca el final de la esclavitud en Estados Unidos, y se lleva a cabo en una ciudad que tiene una historia de tensión racial.
Tulsa fue escenario de ataques de una mafia blanca en 1921 que dejó varios cientos de afroamericanos muertos.
