En un intento de mantener la vía del diálogo, las delegaciones de Colombia y la guerrilla Ejército de Liberación Nacional iniciarán el viernes reuniones privadas en Caracas en busca de reanudar la mesa de negociación que permanece suspendida desde septiembre, a raíz de un ataque con explosivos lanzado por la insurgencia.
La reunión extraordinaria se ha mantenido con bajo perfil: sin comunicados de las partes ni convocatorias a la prensa, como solía ocurrir cuando se celebraban las rondas de negociación o se firmaban acuerdos.
Sin embargo, fue confirmada a AP por el comisionado de paz Otty Patiño, el senador Iván Cepeda y el empresario José Félix Lafaurie, miembros de la delegación de paz del gobierno.
Lafaurie agregó que a la reunión extraordinaria no asistirán todos los miembros de la delegación, sino cuatro voceros, entre ellos Cepeda y Vera Grave, la jefa de la delegación en el proceso con el ELN. Patiño indicó que planean que la reunión se extienda hasta las próxima semana.
Será la primera reunión presencial que sostienen las partes desde mayo, cuando firmaron el acuerdo sobre la participación de la sociedad civil en el diálogo.
El hecho fue considerado por las partes el más importante desde que iniciaron las conversaciones en noviembre de 2022, tras la llegada de Petro al poder como el primer presidente de izquierda en el país; fue el primer resultado tangible de la agenda de diálogo luego de sostener encuentros con miles de pobladores de las zonas más afectadas por el conflicto.
La mesa de negociación de paz atraviesa su más honda crisis y estuvo en riesgo de cerrarse. Tras el ataque con explosivos que cobró la vida de tres uniformados e hirió a más de 25, Petro advirtió que se trató de una acción que prácticamente “cierra un proceso de paz con sangre”.
Poco después, la delegación del gobierno matizó la decisión y declaró la suspensión indefinida el 18 de septiembre, advirtiendo que se necesitaría una “manifestación inequívoca de la voluntad de paz del ELN”.
Desde entonces, el ELN no ha pedido excusas por el ataque que reivindicó y justificó que se trató de un accionar “legítimo” porque, aseguró, algunos militares tenían presuntas alianzas con paramilitares.
Sin embargo, ambas delegaciones han manifestado estar dispuestas a sentarse de nuevo para intentar rescatar la mesa de negociación, que llegó a ser considerado el proceso de diálogo más avanzado dentro de la política de “paz total” del gobierno que sostiene negociaciones simultáneas con varios grupos armados.
Para Elizabeth Dickinson, analista senior para Colombia del International Crisis Group, hubo dos mensajes que pesaron para que el ELN y el gobierno aceptaran una reunión extraordinaria. Por un lado, la exigencia de las comunidades afectadas por el conflicto interno que insisten en la necesidad humanitaria de retomar el diálogo y el cese al fuego; y por el otro, el reciente llamado que hizo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que retornen a la mesa.
Además de lo que ocurrió con el ataque a los militares, las partes tienen que resolver otros temas que ya habían generado fuertes tensiones, que tenían congeladas las rondas de negociación desde principios de 2024 y que derivaron en la no renovación del cese al fuego bilateral que se sostuvo durante un año.
La mayor de ellas fue causada por una negociación paralela que abrió el gobierno con una escisión del ELN que opera al sur del país y que rompió con el mando guerrillero. El ELN lo consideró una falta de “juego limpio” y una afrenta a sus tropas.
El ELN, fundado en 1964 bajo la inspiración de la revolución cubana, tiene presencia en más de 200 municipios de todo el país con una estructura de bloques que responden a un comando central, desde donde son tomadas las decisiones.
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